¡Basta de seguir dejándose engañar, señores!
Según Winston Churchill, “La Democracia es la peor forma de gobierno, salvo todas las demás que han sido probadas.” Y leyendo a Aristóteles, uno llega a la conclusión que su inveterado enunciado por alcanzar la igualdad entre pobres y ricos (a través de lo que llamó democracia) es una buena aspiración. Antes que firme verdad. Porque según Aristóteles, la democracia es el sistema donde los pobres y los ricos mantienen exactamente los mismos derechos frente al Estado, que representa a la sociedad entera. Sin embargo, cuando aparecen sujetos tan ignaros como el aún presidente Pedro Castillo, hablando de que “el pueblo” –refiriéndose a “las mayorías” (que, indudablemente, siempre serán los pobres de este planeta)- es el que manda en toda Democracia, entonces allí este modelo de gobierno (que prevalece en la civilización desde el siglo VI DC) pierde totalmente su esencia. Porque aquello implicaría la desaparición del principio aristotélico, adonde los ricos y los pobres mantienen exactamente la misma preeminencia frente al Estado, que es la Sociedad. No obstante, al final del día el mundo civilizado más bien reconfirma la validez de las palabras del viejo león inglés Churchill, quien en forma pragmática no le asignó exclusividad a la Democracia sino que, con cierto sentido contrafáctico, la conceptuó como la mejor forma de gobierno (…) respecto a todas las demás.
Esta divagación calza en este momento, porque cada día asistimos a un nuevo episodio donde alguno de los sobones del gobierno –que fungen de ministros- divagan estupidez y media delante del país, en vano esfuerzo por presentarnos como líder a un sujeto comunista, simpatizante de sendero luminoso, neófito en gobernabilidad; imputado por el Ministerio Público como mandamás de una organización criminal, quien además se arroga ser el representante del “pueblo peruano”; refiriéndose obviamente a los pobres. Es decir, a la mayoría. Cuando en su rol de mandatario -que opera dentro de un sistema Democrático, como él repite cada día- Castillo es en rigor el representante de todos los 32 millones de peruanos. Pobres, no pobres; ricos y no ricos.
Lo que ocurre es que el comunismo se apropió del término “democracia” como una de sus estrategias más exitosas para ganar adeptos y simpatías en todo el mundo, tras que la Unión Soviética triunfase en la Segunda Guerra Mundial en su condición de aliada de Occidente. Ejemplo clarísimo fue aquel oxímoron de Alemania “Democrática” -manejada con mano de hierro desde el Kremlin- que sirvió de telón para cubrir los crímenes más espantosos cometidos a lo largo de sesenta años de guerra fría por el comunismo. Igual ocurre en Cuba, donde los propietarios de la isla, los hermanos Fidel y Raúl Castro, han sostenido durante seis décadas que “en Cuba hay Democracia”. Pues eso mismo es lo que hace el todavía mandatario Castillo Terrones –al igual que su premier Aníbal Torres y sus ministros si puede llamárseles así- hablándonos de “Democracia” cuando su meta es, comprobadamente, imponernos una dictadura del proletariado.
¡Basta de seguir dejándose engañar por una partida de corruptos comunistas, amables lectores!