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Batalla contra el genocidio

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Fecha Publicación: 10/07/2020 - 20:10
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La Encuesta de Condiciones de Vida de los Venezolanos (Encovi), elaborada por universidades públicas y privadas, proyecta la inmensidad de la tragedia de una nación capturada desde hace 20 años por un grupo de malhechores, que degradan los términos revolucionario y socialista o, mejor dicho, que se enmascaran en esos adjetivos para saquear las arcas públicas y hundir a su país en la miseria.

Los resultados de mediciones en 10 mil hogares, en efecto, señalan que, en relación con los ingresos, un 98% de la población es pobre y 79% extremadamente pobre, en circunstancias que el sueldo mínimo vital y el bono de alimentación otorgado por el Estado asciende a 800 mil bolívares, magra cifra que representa escasamente 4 dólares 60 céntimos mensuales; es decir, 16 soles 28 centavos. Esos son ingresos para quienes tienen empleo, pero no para desempleados, que, según un último informe del FMI, este año ascenderán al 50.5%, “la cantidad más alta del mundo”, mientras la hiperinflación escalará a 500 mil por ciento.

Bastaría referirnos a esos números terroríficos para comprender por qué cinco millones 300 mil seres humanos han migrado. Pero el tema también se asocia a la destrucción del sistema democrático y a una sistemática violación a los derechos humanos, manifestada en innumerables asesinatos, torturas y encarcelamiento de opositores, registrados en densos informes de Naciones Unidas, OEA y la comunidad europea. Informes que, además, desde hace años se encuentran en los anaqueles de una insensible e inoperante Corte Penal Internacional, resistente a procesar a los responsables de esos crímenes de lesa humanidad, no sabemos si por pereza burocrática o por siniestra complicidad.

Ahora, envalentonado con la impunidad, el chavismo ha intervenido todos los partidos políticos, ignora la Asamblea Legislativa legítima –reconocida por 53 países, entre ellos Perú– y sus siniestros voceros, Nicolás Maduro y el general Padrino López, advierten que nunca permitirán que la oposición gane el poder.

¿Por qué esos malechores no pueden ser desalojados del gobierno? Pienso que no están en una cárcel o exiliados porque cuentan con la insana protección de potencias internacionales como Rusia, China e Irán; con asesoría cubana en inteligencia política y militar; con blindaje de gobiernos que han succionado de sus arcas petroleras, como Nicaragua sandinista y varios países caribeños; por el apoyo de políticos vinculados al Foro de Sao Paulo, como la señora Kirchner, Evo Morales, Correa y Lula o por el trabajo de agentes publicitarios a su servicio, entre otros el ex jefe del Gobierno de España, Rodríguez Zapatero o el actual Vicepresidente, Pablo Iglesias, que no tuvo reparos en reconocer que recibió dinero por asesorar a Chávez y Maduro. Y, en otros casos, los cautela el silencio, envuelto en el paraguas del principio de no intervención, de los regímenes de México y Argentina.

No podemos, empero, resignarnos que continúe el genocidio en Venezuela y, para arrostrarlo, es indispensable que el Grupo de Lima recobre su dinamismo, que vuelva a trabajar con sus aliados europeos, que tienda puentes con las cancillerías de Rusia y de China para expresar el malestar regional y que denuncien en todos los foros a autores y cómplices de la barbarie. El Libertador Bolívar decía que Dios concede la victoria a la constancia y es solo con constancia política y diplomática que podemos liberar a su país de la tiranía.