Berlusconi: se apagó la Forza Italia
A los 86 años, ayer, lunes 12 de junio, falleció Silvio Berlusconi (1936-2023), tres veces primer ministro de la República Italiana, ministro de Asuntos Exteriores y a su turno, diputado y senador de su país, además de presidente del Consejo Europeo, y seguramente con el deseo de haber coronado su paso por este mundo como presidente de Italia, es decir, jefe de Estado, pero éste último cargo, que hoy ostenta, por reelección en 2022, el jurista y político italiano Sergio Mattarella, no lo pudo conseguir, produciéndole mucha congoja.
Pero Berlusconi fue un personaje indiscutible de la política italiana de los años 90 y de las dos primeras décadas de las que va el siglo XXI, y sin duda de la política internacional europea. Magnate que se hizo de a pocos -provenía de una familia de clase media de Milán-, Berlusconi, una vez conseguido el poder económico que su buen ojo empresarial le dio, quería más y por eso ingresó en la política de altas ligas con su movimiento Forza Italia con el que obtiene el premierato en 1994.
Casado tres veces y dando que hablar en la vida social italiana, la verdad es que no fue el estadista que sus admiradores hubieran querido que sea. De hecho, nadie podría discutir que sus tres mandatos como primer ministro –el poder político real en Italia– estuvieron definidos por su marcada práctica populista. Ganó seguidores y enemigos en la política y hasta fue imputado de escándalos de todo tamaño.
De hecho, los de naturaleza sexual y los asociados a la mafia, fueron los más sonados. Un político que siempre ocupaba los titulares de los medios de comunicación en todo Italia y que los medios de su propiedad enfocaban según sus conveniencias. Aun con sus excentricidades inevitables, Berlusconi fue trascedente y marcó época codeándose con la crema y nata de la política internacional europea y mundial. Amigo de Vladímir Putin, a veces hacía de cupido para las vinculaciones europeas con las pretensiones del mandatario ruso que se hallaba al tanto de las necesidades del gas y el petróleo que tanto ha requerido Europa.
Berlusconi no fue la estrella de Italia, pero tampoco un político estrellado. Tuvo momentos de gloria y momentos aciagos. Vivió extasiado con el poder que tuvo y su carisma polarizó al país entre quienes lo endiosaron como los fanáticos del AC Milán del que fuera su presidente y al que hizo 5 veces campeón, y aquellos rivales políticos que lo vieron como un diablo. La primera ministra, Giorgia Meloni, lo ha definido como “uno de los hombres más influyentes de la historia de Italia”, y su gobierno ha decretado día de luto nacional para mañana miércoles en que se realizarán los funerales de Estado.
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