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Bola de cristal

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Fecha Publicación: 09/03/2020 - 20:20
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En “El arte de pensar”, de Rolf Dobelli, hallamos cincuenta y dos errores muy comunes en el uso de la lógica cotidiana. “A todo lo que es estridente o ruidoso le atribuimos una probabilidad muy elevada”. Millones de personas mueren calladamente de alguna enfermedad particular en el mundo, usted no piensa a menudo en eso, esté o no esté enfermo. Sin embargo, si hace una semana vio por la Televisión un accidente aéreo espantoso y está en una sala de abordaje, todos los monstruos del miedo rondarán su cabeza.

Pensará que es más probable que se estrelle a que se enferme en una semana, pese a que las estadísticas le aseguren un buen viaje.
En el mismo libro y ya que faltarían páginas para reseñarlo, llama la atención otro error lógico muy propio de nuestros temores e incertidumbres. Cuenta el autor que su tío abuelo escribía un diario durante la Segunda Guerra, en plena invasión alemana a Francia.

Escriba un diario y verá cuan mal predice las cosas, como lo hizo el tío de Dobelli en 1940: “Aquí todos cuentan con que, a finales de año, se retirarán. También me lo confirman los oficiales alemanes. Tan rápido como cayó Francia caerá Inglaterra. Después del fin volveremos a recuperar nuestra rutina parisina, aunque como parte de Alemania”. La Historia cuenta que fue otra cosa la que ocurrió.

Dobelli recuerda como casi todos los analistas económicos en 2007 tenían perspectivas positivas del futuro hasta que en 2008 “el mercado financiero implosionó”. Puede ser cualquier cosa, intente usted llevar un diario y atrévase a divagar sobre el futuro y verá que “el futuro no es lo que era” (con el perdón de Valery). Tome una pequeña agenda y escriba como quien esto escribe, “hoy se cumplen dos años en esta empresa, pero veo que las cosas no juegan a mi favor y es probable que no sobreviva, llegué por azar y por azar me iré…”. Luego contraste su propia nota con la realidad años después.

Los diarios personales sirven para conocer cuan malas predicciones ensayamos. Los pronósticos los hacen todos, los analistas políticos, los científicos, los epidemiólogos, los economistas, pero difícilmente aciertan. Hoy cree que alguno de los cacareados ganará la elección de 2021, pero no sospecha que desde las sombras un rostro diferente asomará. No prediga, viva, el futuro es, después de todo, no más que una ilusión. Lo es el tiempo.