Bolsonaro y Uribe, dos expresidentes de derecha, presos

Mientras el expresidente brasileño, Jair Bolsonaro, en las últimas horas, ha sido detenido para conservarse en esa condición en su propia casa por orden del juez del Tribunal Supremo, Alexandre de Moraes, que dictó la referida medida por el presunto intento de golpe de Estado en enero de 2023, contra el actual mandatario, Luiz Inácio Lula da Silva -A Bolsonaro ya le habían colocado una tobillera electrónica creyéndose que podría fugar-, al expresidente colombiano, Álvaro Uribe Vélez, lo han condenado en primera instancia, a 12 años de prisión domiciliaria, por manipulación de testigos, una imputación que no tiene pies ni cabeza. La pregunta que se cae de maduro en la región es ¿Qué está pasando con los gobernantes de la derecha latinoamericana que están siendo neutralizados por la justicia totalmente ideologizada y por tan carente de imparcialidad?. Está cantado que en el caso de Bolsonaro, se trata del líder político brasileño con enormes posibilidades de volver al poder y en el caso de Colombia, se trata de Uribe, el mayor líder de la derecha cafetera, experto en preparar verdaderos delfines políticos para liderar el proyecto que él había iniciado durante su mandato que permitió abrir la cancha para que Colombia pudiera a hallar en el camino la paz que buscó por más de 55 años. La izquierda de nuestra región no debe olvidar que el poder es cíclico. Es verdad que no es una regla pero sí que la ciencia política y la ciencia de las relaciones internacionales que se refieren al poder dentro del Estado y fuera de éste, en la condición de sujeto del derecho internacional, nos muestran esa tendencia por la dinámica del uso del poder y desde luego su desgaste. La izquierda colombiana con Gustavo Petro en la presidencia del país y la de Brasil, con Lula, lo saben de memoria y ese es un facto que, a mi juicio, interviene de manera sostenida para buscar no dar espacios a la derecha en ambos países en la idea de volver a tener el poder. Aunque se siga diciendo que ya no se trata de asuntos de ideologías, la única verdad irrefutable es que las derechas y las izquierdas siguen jugando su partido en la tenencia del poder en nuestra región y es la confirmación de una muy mala recurrencia para los destinos de nuestros países. La administración de justicia se vuelve un instrumento del verdadero poder de fondo, y eso es aun más grave. Hay que hacer algo para evitar que esta mala práctica para la tenencia del poder siga diseminándose por nuestro continente. Nuestra región se deshace por la politización de la justicia, y por si acaso, el Perú no está exento de esta realidad. No lo olvidemos.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

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