Boluarte continúa enredándose sola
La temperatura política ha llegado a la canícula, en lo que va del régimen que lidera Dina Boluarte. Hoy ya es evidente –salvo que la mandataria declare sinceramente la verdad sobre los relojes y joyas que durante estos recientes meses ha venido luciendo y hoy esconde inútilmente– que la opinión pública y los escasos seguidores que le quedan le estarían dando la espalda. Así, quedaría a merced de la camorra caviar, que busca vaciarla para aprovechar el pánico y volver a instalar a uno de sus príncipes en palacio, tal como hizo con Sagasti. A los caviares no les interesa la telenovela de los relojes; menos la universalizada corrupción que campea en el país, de la que son principales beneficiados. Solamente les importa secuestrar el poder para esclavizar al pueblo, sin obtener su voto a través de elecciones limpias llevadas por un Jurado Nacional de Elecciones (JNE) independiente. No por este envilecido manipulado por un pelele comunista, defensor de terroristas como Salas Arenas, enquistado en el JNE gracias al respaldo político caviar que lo necesita para consolidar su nuevo golpe de Estado, o colocar una bancada legislativa. Sin Salas Arenas, aquello les resultaría imposible.
La crisis política y judicial que encara Boluarte por el ‘affair Rolex’ alcanzó el reciente domingo su punto crítico, al aparecer ella muy oronda en las escalinatas de palacio de gobierno rodeada de los altos mandos de las Fuerzas Armadas quienes, como informó EXPRESO, “se habrían reunido en la casa de Pizarro con la jefa de Estado para expresar su total respaldo a la investidura presidencial, respecto a los allanamientos desproporcionados que ha llevado a cabo el Ministerio Público en su contra.” Gesto de indisimulado apoyo a la mandataria, en un momento tormentoso para salvar su investidura,
Aunque tamaña demostración de poder no quedó en gesto. Por la tarde, el ministro de Defensa, Walter Astudillo, habló y dijo esto: “creo importante que la ciudadanía comprenda que este es un ataque sistemático a la institución de la Presidencia de la República, por tanto, todas las instituciones tenemos el deber de defender la democracia. (...) La presidenta de la República es la jefa de Estado y representa a toda la Nación. Es nuestra máxima autoridad. Por lo tanto todas las instituciones debemos respaldarla, independientemente de la persona”. Sobredimensionado panegírico, revelador de la gran preocupación que existe en las Fuerzas Armadas, único segmento nacional que, informado por sus servicios de inteligencia, conoce perfectamente la gravísima ebullición sociopolítica que, nuevamente, amenaza con desestabilizar al país entero.
De otro lado, tras allanar la casa de Boluarte e ingresar a palacio de Gobierno para interrogarla, el Ministerio Público ha guardado hermético silencio. Mientras tanto ella respondía el sábado con un pronunciamiento donde no mencionó el fondo del tema: ¿Cómo pudo lucir, orondamente, durante meses tan costosos relojes, y hoy rehúye explicarle al ciudadano si fueron regalos o si los compro; en cuyo caso explicar de dónde sacó el dinero? Su contumacia por evadir esta crítica situación, presidenta Boluarte, podrá acabar prontamente gatillando su vacancia.
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