Boluarte: supervivencia política a un alto costo

Dina fue vista como una luz en el firmamento luego de la caída de Castillo, no solo por la gran inestabilidad que este último generaba - con un bajísimo coeficiente intelectual, sin brújula y rodeado de corruptos o gente vinculada a MOVADEF como el penoso Maraví - sino porque elecciones inmediatas en un país fragmentado, con un Congreso hostil y Salas Arenas al frente del JNE, hubiera sido demasiado riesgoso: vivíamos en una tormenta perfecta.
Sin embargo, tampoco creo que se inmoló por el país, como parecen creer algunos ingenuos. Hoy carga con un rechazo generalizado, su aprobación apenas alcanza el 3%, posiblemente sostenida por un pequeño grupo de empresarios que valoran el piloto automático y por aquellos que están comiendo de la mano del Estado, pero no solo a través de su salario sino de las innumerables prebendas que erosionan los recursos públicos. Lo cierto es que Boluarte tocó el cielo al convertirse en la primera presidente mujer del Perú. Como candidata no tenía ningún futuro; perdió incluso las elecciones a la alcaldía de Surquillo en el 2018, pero como dice Bermejo, (LR 31/08/25). “…desde un primer momento, lo único que le interesaba era ser ministra. Me llamó varias veces para que defendiera su estancia en el ministerio…”. En otras palabras, quería mandar.
Sin el ánimo de defender a Otárola, es evidente que hubiera sido imposible que Boluarte se sostuviera tras el golpe sin contar con su apoyo. Fue un hábil operador político que logró blindarla ante el Congreso y neutralizar a la oposición. Renunció en marzo del 2024 con una imagen muy deteriorada pero igual carga con la responsabilidad de las muertes durante las protestas.
Escuche decir que era la mejor presidente desde AGP II. Castillo es inimputable y los otros tres expresidentes estaban absolutamente contaminados por la mano negra de la corrupción, empero ello no disculpa la absoluta ineficiencia de este gobierno. El manejo fiscal es un desastre, le dejaran un grave problema a la próxima gestión.
A más inri, RR.EE. aun no aprueba el reglamento de la Ley APCI. ¿Será por miedo a los caviares y a cierta presión internacional? La burocracia siempre se escuda en la complejidad, pero no me sorprende, Boluarte gobierna en modo defensivo, le tiene pánico a la calle; quiere seguir dando la cara en el exterior, pero se esconde en nuestro país. Sus actividades oficiales casi se limitan a Lima y Callao. Después del famoso: “Puno no es el Perú”, no se atreve a pisarlo.
Igualmente, ¿por qué Sandoval, en lugar de colaborar para hacer realidad el tren Lima - Chosica, ha generado un debate más político que técnico? Ese eje sufre una congestión histórica y una pésima conectividad que un sistema ferroviario podría aliviar. Mejor sería que el cuestionado Sandoval miré la casa por dentro. Es un escándalo como presuntamente se adjudican las obras a compañías investigadas o que no cumplen con las especificaciones técnicas ni condiciones financieras. Provias Nacionales tiene cerca de mil arbitrajes que le cuestan millones al Estado en obras abandonadas, indemnizaciones y defensa, por la incapacidad profesional y falta de escrúpulos de sus funcionarios. Y Boluarte mantiene a Sandoval, no por su lealtad extrema – como la de Morgan Quero o Úrsula León - sino por su perverso pacto con APP.
Sin embargo, hay esperanza. El TC se ha posicionado como un bastión institucional. Impecables los magistrados Gutiérrez Ticse y Ochoa Cardich, a los que no les tembló la voz en su tarea de limitar los inaceptables excesos del MP. La audiencia del 27 de agosto pasado desnudó todas las arbitrariedades y abusos de JDP, quien, ante la falta de argumentos, no perdió la oportunidad de victimizarse. Gracias a la independencia del TC, el país está recuperando cierto equilibrio de poderes y la primacía de la justicia y la legalidad.

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