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Bravatas comunistas

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Fecha Publicación: 14/08/2022 - 22:50
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Día tras día Pedro Castillo repite lo único que aprendió a hacer en la vida, agitación política. Viaja a todo el país, malgastando costosas horas de vuelo de aviones y helicópteros de las FFAA, para pronunciar deshilvanados discursos con un par de temas recurrentes: agredir a los que lo investigan –prensa independiente, fiscalía, Congreso-, y promover el odio entre peruanos, victimizándose como un pobre maestro rural y demonizando a sus críticos como opresores y potentados.

Hasta hace pocas semanas hacía lo mismo con la excusa de realizar consejos de ministros descentralizados, para crear falsas expectativas en la población sobre su supuesta –en realidad inexistente- preocupación por los problemas de las provincias.

Así ha transcurrido ya más de un año, en que Castillo y su gavilla han desgobernado, dilapidando los recursos del Estado y agravando todos los problemas, desde la inversión y el empleo, hasta la inseguridad en las calles, pasando por la sistemática destrucción de lo poco de institucionalidad que existía.

En verdad, debo precisar, hay otra cosa que Castillo sí había aprendido, y es a defraudar y engañar. Un ejemplo es el fraudulento título que obtuvieron él y su esposa hace una década en la universidad de César Acuña, que les permitió aumentar su salario tramposamente. También creó una empresa constructora con la que, si no se sacaba la lotería electoral, probablemente ahora estaría haciendo de las suyas en alguna de las numerosas redes de corrupción que hormiguean en municipios y regiones.

La bucólica imagen del maestro rural esforzado y honesto -que vendieron comunistas y caviares el año pasado- es distinta a la realidad. Como mostró una excelente investigación del antropólogo Ludwig Huber del Instituto de Estudios Peruanos, la pequeña corrupción está ampliamente extendida en el magisterio rural. Un funcionario del sector entrevistado por el autor resumió la situación: “trabajar en educación es como hacer una maestría en corrupción”. (“Romper la mano. Una interpretación cultural de la corrupción”, IEP).

Ahora Castillo, Aníbal Torres y sus secuaces están amenazando a los que los investigan y ponen en evidencia sus fechorías. Utilizan a supuestos ronderos y falsos dirigentes de organizaciones populares para respaldar sus amenazas y provocaciones. En realidad, el pueblo del que hablan los repudia.

Pero lo que sí pueden hacer es movilizar a bandas violentas para promover una asonada, producir una crisis e intentar aplastar lo que aún subsiste de institucionalidad. Para eso necesitan la complicidad de las FFAA y la PNP.
Quizás por eso el comunicado del Comando Conjunto de las FFAA advertía que reafirma su “compromiso de continuar haciendo frente de manera decidida a cualquier amenaza que ponga en peligro la paz y la integridad de nuestra nación”. (13/8/22).

No obstante, no hay que subestimar la capacidad de manipulación de esta pandilla. Con menos fuerza, los caviares provocaron una turbamulta con muertos y heridos y se hicieron del poder en noviembre de 2020.

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