Buenas y malas noticias
La Semana Santa que empezó con el buen anuncio de que había pescado bueno y barato para todos, sirvió como escenario para seguir conociendo que la justicia por los delitos de corrupción puede tardar, muchas veces, más de lo debido, pero llega, inexorablemente, a su final con los corruptos puestos en su debido lugar y donde les corresponde.
Esta semana, la Comisión Permanente del congreso de la República aprobó el informe final de la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales que concluyó en acusar a cuatro congresistas de Acción Popular por la presunta comisión del delito de organización criminal y tráfico de influencias, mientras, por otra parte, el Pleno de ese mismo poder del Estado, rechazó la Moción de Orden del Día que proponía declarar la vacancia presidencial por “incapacidad moral permanente” de la presidenta Dina Boluarte Zegarra.
Este pedido venía siendo promovido por los sectores de la izquierda que apoyaron la nefasta gestión del expresidente Pedro Castillo, y que, con el ascenso de la vicepresidenta, Dina Boluarte, fueron desplazados del poder y licenciados, la mayoría de sus líderes, de los cargos de confianza en la administración pública. Como bien apuntó un analista, se trataba de un “operativo político”, con participación de aquellas bancadas aliadas o desmembradas de Perú Libre que viven con una especie de sangre en el ojo por lo que consideran “una traición” de Boluarte. Culpan a la mandataria por las muertes ocurridas durante los violentos días que paralizaron el sur, principalmente, con la toma de carreteras, destrucción de vías de comunicación, saqueos e incendios de locales públicos y comisarías.
La iniciativa que no fue admitida a debate sólo contó con 37 votos a favor, mientras que 64 votaron en contra y 10 se abstuvieron. Este resultado parece explicar el temperamento de lo que habrá de suceder en el congreso si, a futuro, se pretende insistir en lo mismo, retomando, el congreso, la tranquilidad requerida para dedicarse a legislar y ejercer el control político responsable, en razón a los intereses más urgentes y sensibles de la población.
Otras son las urgencias, sobre todo ahora que, debido a las torrenciales lluvias, miles de peruanos vienen siendo duramente afectados, en distintas regiones del país, especialmente en el norte. Son tan fuertes las calamidades que ha dejado la furia de la naturaleza que son cientos los poblados en las regiones de Tumbes, Piura, Lambayeque que se fueron quedando con casas inundadas y calles anegadas por las aguas.
Lamentablemente, la corrupción de los gobiernos, en todos los niveles, impidieron construir las obras necesarias en esas zonas y que hubieran evitado tener los lamentables resultados que ahora vemos. Cansados por no ser escuchados a sus llamados, muchos poblados tuvieron que bloquear carreteras para llamar la atención a sus demandas. Sucede que la acumulación de las aguas contaminadas, fueron, además, focos de propagación de zancudos y mosquitos, transmisores de enfermedades que afectaron a sus poblaciones más vulnerables.
"Queremos motobombas, esas aguas están verdes y hay zancudos. Tenemos tres semanas así, y no nos hacen caso. Dónde está el alcalde. Queremos solución", era el reclamo generalizado entre los afectados de una dantesca situación.
Por otra parte, la prensa internacional informó, esta semana, que ya sería inminente el retorno al país del exmandatario Alejandro Toledo para ser juzgado por delitos de corrupción al ser acusado de recibir supuestos sobornos de la empresa corrupta Odebrecht. Sucede que Toledo escapó a los Estados Unidos en el ánimo de fugar de la justicia peruana. No calculó, sin embargo, que el brazo firme de las autoridades norteamericanas lo alcanzarían más rápidamente de lo que imaginó. Incluso fue llevado a prisión por cerca de un año, de la que salió, con arresto domiciliario, debido al peligro que dijo presentarse para él a causa de la pandemia del coronavirus.
Pese a sus esfuerzos legales por evitar ser devuelto a nuestro país, la suerte de Toledo parece estar echada, pronto lo tendremos en Barbadillo.
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