Bullying en redes sociales
La presidenta Dina Boluarte no acierta una. Su imagen se ve cada vez más deteriorada y es blanco del bullying más despiadado a través de los medios, especialmente en redes sociales. A diario es objeto de memes, caricaturas y sarcasmos.
La situación se agravó cuando el Congreso, en una decisión que considero errónea, no le otorgó permiso para asistir a las exequias del papa Francisco. Apenas ingresó la solicitud al Congreso, diversos parlamentarios rechazaron la idea de que la presidenta saliera del país hasta el lunes 28, justo cuando el Perú enfrenta una ola de criminalidad sin control. La reacción fue inmediata: 45 congresistas votaron en contra y 40 a favor, frustrando así el que hubiera sido su octavo viaje oficial.
Los votos a favor provinieron, principalmente, de Fuerza Popular y Alianza para el Progreso, que respaldan al gobierno. El debate fue intenso, con ironías y críticas duras. Norma Yarrow, de Renovación Popular, aludió a un crimen reciente en el Callao mientras acusaba a la mandataria de preocuparse más por su imagen que por la situación del país. Por su parte, Susel Paredes le sugirió seguir el funeral del papa por el canal del Vaticano.
Ante la negativa del Congreso, Boluarte lamentó no poder viajar y dispuso que el canciller Elmer Schialer la represente. Además, anunció que el domingo se celebrará en Palacio una misa en honor al Sumo Pontífice. Schialer, según resolución oficial, también visitará Catar, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Arabia Saudita, con el objetivo de fortalecer vínculos económicos.
Mientras tanto, la ineficacia del gobierno frente a la criminalidad, marcada por el sicariato y las extorsiones, pasa factura: según una encuesta reciente de Ipsos, la aprobación de la presidenta apenas llega al 3 %, una cifra nunca antes vista. La desaprobación, sobre todo en regiones del norte como Lima, llega al 95 %.
El presidente del Consejo de Ministros tampoco se salva. Su desaprobación alcanza el 80 %, cuatro puntos más que el mes anterior, y llega al 87 % en el centro del país. Otros ministros también registran altos niveles de desaprobación.
Este escenario debería ser una alerta para el Ejecutivo. Urge recomponer los sectores más cuestionados, sobre todo de cara a un proceso electoral incierto y confuso. La figura de la presidenta se presenta frágil y vulnerable, lo que no favorece la estabilidad democrática. Grupos radicales podrían aprovechar esta debilidad para intentar desestabilizar el sistema democrático.