Buscando salidas
Tal vez un buen ejemplo que explique la insoportable prolongación de la grave crisis política que sufre el Perú fue lo visto en un programa de TV reciente. Mientras siguen los estériles rounds de boxeo entre los dos Poderes del Estado popularmente deslegitimados, léase, un Ejecutivo infectado por la ineptitud y la corrupción gubernamental y acorralado por las investigaciones fiscales y un Parlamento incapaz de superar sus divisiones y atravesado por viles intereses subalternos, en el set televisivo un representante de lo que fue alguna vez la poderosa partidocracia hoy prácticamente inexistente como expresión de la representación ciudadana, debatía con el vocero de un importante colectivo civil sobre las posibles alternativas para librarnos de este insufrible desgobierno castillejo.
El primero, rememoró cómo la Nación pudo superar la crisis del 2000 consciente de que las condiciones para ese exitoso desenlace democrático todavía no se dan; y el segundo, ante la ausencia de un liderazgo político alegaba que la luz al final del túnel se lograría con la unidad y consenso de las organizaciones partidarias y de la sociedad civil que propugne la ansiada transición democrática y las imprescindibles reformas políticas pendientes que tampoco se ve señal de que cuaje por el momento. En la misma línea, se ha pronunciado la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica y la mayoría de la Asamblea de Gobernadores Regionales que incluso apunta a un indispensable adelanto de elecciones pero hasta ahora no se oye padre.
No hay duda de que todo ello de darse sería la salida ideal y constitucional al diario descalabro de la República, mas, también, aparece claro que el incapaz y corrupto Ejecutivo no mueve ficha en esa dirección y busca agudizar la confrontación e incitar a la violencia, en tanto el Congreso pudiendo ser parte del remedio aún no da, institucionalmente, pie con bola ni ayuda lo suficiente. ¡HASTA CUÁNDO!
Frente a este decepcionante panorama, queda apostar de nuevo por el firme accionar penal del Ministerio Público y de su valiente fiscal de la Nación y, por qué no, por la movilización, unión y consenso de las organizaciones y colectivos democráticos que todos debemos apoyar. ¡AMÉN!
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