Cabeza fría, pierna fuerte y pecho caliente

No podemos enfrentar al comunismo siendo tibios e indiferentes. Si somos tolerantes, permisivos y no cambiamos de actitud, en pocos meses se impondrá la prepotencia, la mediocridad y la subversión se perpetuará en el poder.

Los peruanos durante décadas hemos enfrentado la adversidad. En las épocas más difíciles hemos dado muestra de saber sobreponernos y salir adelante.

Superamos con coraje y resistimos al empobrecedor gobierno comunista de Velasco Alvarado. Sufrimos, pero no nos amilanó, la cobarde subversión que, escondida en las sombras, asesinó a miles de peruanos y destruyó nuestro país. Sobrevivimos también a la mayor crisis económica e hiperinflación de nuestra historia que generó la quiebra de miles de empresas y desempleo.

¡Los peruanos que tienen menos de 35 años, no han vivido nada de esto! Aún no habían nacido o eran muy niños, para ser conscientes o recordar la incertidumbre, temor y zozobra que vivimos en todos esos años. Esta generación ha crecido con una venda en los ojos.

Se les ha educado distorsionando la verdadera historia en la que se santifica la subversión, se exacerba el odio y promueve perversamente la lucha de clases. Esto contribuyó para encumbrar en el poder a Pedro Castillo y al comunismo. Si ahora no hacemos algo por defender la Democracia nos llevarán derechito al abismo.

Lamentablemente, esta coyuntura nos encuentra a los peruanos enfrentados en posiciones antagónicas. Unos con la cabeza caliente creen con ingenuidad que todos los problemas del Perú se solucionan con una nueva Constitución.

Otros con pecho frío, mostrando indiferencia y poco compromiso, piden pasar rápido la página, invocando paciencia y tolerancia con este desgobierno. Nosotros, los peruanos indignados, somos más de la mitad que, junto a todas las fuerzas democráticas, avanzamos con la cabeza fría, para frenar la inminente amenaza comunista.

Ponemos la pierna fuerte ante la prepotencia de imponernos funcionarios mediocres denunciados por presuntos vínculos con la corrupción, la subversión y el narcotráfico.

Pero sobre todo nos hemos unido llevando la blanquirroja puesta en el pecho para defender la Constitución, y con ella en la mano, enfrentar a esta corrupta corriente bolivariana evo-castro-chavista que ha llegado al Perú navegando por conductos subterráneos que desembocan en acequias en que la cochina corrupción, arropada en discursos de equidad e igualdad, se junta con la subversión, para ir rápido, como por un tubo en busca del dinero y el poder. ¡Lo tenemos que impedir!

Este partido es quizá el más importante de los últimos veinte años. Tenemos que enfrentarlo con convicción y actitud ganadora. Debemos exigir que los jueces sean imparciales, para asegurar que no nos vuelvan a hacer trampa.

¡Si queremos un mañana para nuestras familias y un futuro para nuestro querido Perú, lo tenemos que ganar!

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