ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

¿Cae la república?

Imagen
Fecha Publicación: 30/05/2024 - 22:20
Escucha esta nota

En 1824 se selló la independencia de América sur con el triunfo patriota republicano en las batallas de Junín y Ayacucho. Doscientos años después, la promesa republicana a la que aludía con esperanza y convicción Basadre se ha convertido en una pesadilla, en un rotundo fracaso. El fiasco del sistema republicano de gobierno es evidente. La constitución está pintada en la pared. Los poderes y organismos autónomos se entrometen en las esferas de los otros sin ningún pudor en una guerra de todos contra todos. Así tenemos una república con división de poderes en el papel, pero que en la realidad no funciona destruyendo cualquier alternativa de progreso y viabilidad del país. En 1824 la monarquía estaba desprestigiada. Se habían producido la revolución americana y la francesa, y la palabra monarquía era sinónimo de despotismo y la república su antítesis. Era la novedad de un mundo nuevo y mejor. Pero la realidad no miente. ¿Alguien puede no afirmar que hoy el sistema republicano en el Perú se ha degradado hasta tal punto de que sus instituciones se han vuelto abusivas y peligrosas para las libertades públicas? Curiosamente, la legitimidad del sistema monárquico que sobrevivió en algunas latitudes del globo es sólida y confiable. En el Perú ya es muy tarde para eso porque la tradición republicana ha arraigado en el sentimiento histórico popular. Pero las cosas no pueden seguir como están. No podemos seguir teniendo presidentes por año y medio mientras los poderes del estado se destruyen entre sí arrastrando todo a su paso. Reconstruir las instituciones y cambiar el sistema de gobierno es indispensable. Es mejor tener un sistema parlamentario que implica que el gobernante salga de un pacto mayoritario en el Congreso y ello traiga mayor estabilidad al gobierno. Claro que con esto me refiero al primer ministro que debería tener el peso del gobierno mientras el presidente se ocupa de los actos protocolarios, dejándole poderes decisorios para jefaturar las FFAA y la política exterior. Pero lo cierto, lo concreto y lo real es que urge un cambio de constitución no en el sentido que la izquierda y los caviares buscan, sino para salvar a la república modificándola, reconstruyéndola en sus propios términos. Si no lo hacen los políticos ni su élite, como enseña la historia, lo hará “el hombre providencial”. Sucederá tarde o temprano.

Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.