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Caída libre

Fecha Publicación: 03/04/2019 - 22:10
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Era más que previsible el derrumbe de popularidad del Presidente porque no se puede sostener una gestión de gobierno sin gestión porque ésta es la única vía para satisfacer expectativas ciudadanas generales. El error presidencial es haberse creído el rey del ajedrez político peruano cuando, tal vez, es solo un alfil desechable en alguna jugada que interese al poder oculto detrás del trono.

Un gobierno no puede tener solo como objetivo la destrucción de fuerzas políticas rivales con quiebres institucionales que muestran a todo el sistema de justicia sometido a las decisiones o proyectos del Ejecutivo.

No existen resultados de gestión ni en obras públicas, ni en inversiones público privadas, ni en desarrollo de proyectos de inversión, con una economía que se desmorona cuyos efectos se empiezan a sentir en la vida diaria; con la delincuencia dueña del escenario social y geográfico, con proyectos tibios de reformas en justicia y casi nulas en el ámbito político, educativo y salud públicas; y, ahora, con el estallido de protestas en las comunidades adyacentes a explotaciones mineras de gran envergadura y ante amenazas de poblaciones nativas selváticas contra el oleoducto nor peruano en un momento en que nuestras reservas petrolíferas casi están en cero.

No hay reconstrucción alguna de zonas devastadas por fenómenos naturales del pasado y tampoco reacción adecuada frente a los daños producidos por los mismos fenómenos en el presente. Sin embargo, hay mucho dinero para pagar publicidad del Estado en los medios de comunicación, apareciendo hoy el gran desatino de afectar más de mil quinientos millones para consultorías que nada bueno van a producir porque ya dijimos mil veces que la izquierda caviar tiene elementos que estudian mucho, leen más y escriben sin parar pero que no saben construir en función de una visión de Estado.

El desvarío presidencial se ha puesto tan de manifiesto frente al problema de Las Bambas, al dejar pasar más de cincuenta días sin reaccionar para luego impulsar la emergencia y la detención de dirigentes y abogados que hoy impiden el diálogo, jaqueando la autonomía de la Fiscalía y del Poder Judicial como la independencia de fiscales y jueces.

No puede ahora el Presidente decir que apoya los reclamos de Fuerabamba y que el plan de desarrollo de Cotabambas está atrasado, cuando eso lo pudo saber desde el inicio de los reclamos. ¿En realidad tenemos un líder?