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Camisea amenazada por un Estado agonizante

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Fecha Publicación: 09/10/2021 - 23:00
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A la hora undécima la grita comunista demanda “nacionalizar” Camisea, en patético calco de la nacionalización de la Brea y Pariñas, madrina de Petroperú, la empresa estatal más ineficiente del orbe que recientemente nos ha hecho dilapidar US$5,800 millones en una refinería, cuando Perú NO produce petróleo.

Alguna vez los políticos oportunistas llenaron de ilusión al Perú haciéndole creer que tenía suficiente gas natural para que sus ciudadanos puedan vivir tranquilos, utilizando ese prodigioso recurso natural.

Ocurrió en tiempos de Toledo. “Finalmente tendremos energía natural propia para autoabastecer las generadoras eléctricas, las fábricas conectadas al gasoducto, los hogares enganchados al sistema de gas natural doméstico, incluso la flota de unidades convertidas a gas natural vehicular GNV”.

Este fue el engaño al que indujo el oficialismo toledano, tras su interés por concesionar los lotes de Camisea presuntamente pletóricos del combustible propio, limpio y barato que permitiría al Perú superar su carencia de petróleo, sustituyéndolo por el gas natural.

Con ello, alegaba el toledato, el ciudadano aliviará sus gastos y bajarán los costos para la industria nacional. ¡Un discurso mendaz! Veamos por qué. Después de veinte años de crispantes discusiones el Perú acabó entregándole a terceros la concesión de lotes de gas natural, originalmente descubiertos por Shell.

No obstante hoy la situación es casi la misma. El porcentaje de hogares conectados a la red de gas natural apenas roza el millón, sin siquiera alcanzar 10% del total.

Pero la promesa fue que el número de viviendas abastecidas con gas natural superaría al menos un 30% en el siguiente quinquenio. Respecto a la flota para transporte de servicio público urbano/regional, el compromiso fue llevarla a 50% dependiente de GNV y que siguiera creciendo a futuro.

Hoy, no llega al 10%. Se incumplieron ambos condicionamientos para masificar el uso interno del gas de Camisea. ¿Culpable? ¡El Estado! En dos décadas no concesionó adecuadamente el tendido/instalación masivo de tuberías para abastecer los hogares del país, de manera interconectada y segura. Al menos, aquellos situados por donde discurre el gasoducto que parte de Camisea, Cusco.

El Estado tampoco cumplió su compromiso de “chatarrear” los camiones/buses destartalados que usan carburantes con alta polución medioambiental, por unidades nuevas usuarias de GNV.

Tampoco lo hizo con los taxis viejos que continúan operando con gasolinas y/o diésel por falta de recursos de sus propietarios para adquirir nuevos vehículos.

Lo único que sí estableció el Estado fue un mecanismo de financiamiento para, usando el mismo motor, cambiar el abastecimiento de combustible de líquido a gas natural, encajándole a Cofide una operación garantizada para que los dueños de taxis paguen ese costo con un crédito amortizado alícuotamente en cada consumo de GNV realizado en las estaciones de servicio.

A 25 años de concesionar los lotes de Camisea, el Estado ha incumplido sistemáticamente el rol promotor al que se comprometiera, desatendiendo la mayoría de supuestos para convertir el mercado nacional en el principal usuario del gas natural extraído del Cusco.

¡Hoy el comunismo castillista quiere culpar al concesionado por los yerros del Estado!

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