¡Caos en la Fiscalía!

Reiteramos: excepto en el Perú, en ninguna otra nación medianamente respetada al fiscal de la Nación se le ha abierto proceso investigatorio por abuso de poder, tras negarse a cumplir las leyes, usar al personal de la institución para ponerlo al servicio de sus intereses personales y/o por actuar contra los reglamentos de dicha institución. Es el caso de la rebelde fiscal de la Nación, Delia Espinoza, quien se cree por encima del bien y del mal por el respaldo que tiene del zar del Ministerio Público, Gustavo Gorriti Ellenbogen, quien debe ser procesado por esta ilegítima e inconstitucional manipulación de la que, con toda prepotencia, hace gala.
La Junta Nacional de Justicia (JNJ) le abrió un proceso investigatorio a Delia Espinoza por atrincherarse y convocar al personal de la Fiscalía para que le sirva de “guardaespaldas”, porque la JNJ le ordenó dialogar con la ex fiscal de la Nación, Patricia Benavides, y Espinoza se negó. ¡La situación del Ministerio Público no da para más! Los peruanos vivimos sometidos a un sistema judicial roto, manipulado por gente perversa, extremadamente politizada, ideologizada, corrompida y estrechamente vinculada a los intereses criminales de Odebrecht.
¡Semejante atentado no debe continuar! ¡La inseguridad jurídica es hoy absoluta en nuestro país! Y nadie levanta la voz, por miedo a que la mafia caviar le ponga un pie en el cuello hasta asfixiarlo públicamente, a punta de vejaciones basadas en insultos reiterativos que encajan, precisamente, con las miserables características de estos presumidos truhanes de la política conocidos como los caviares.
Bastó que el congresista de Renovación Popular, Alejandro Muñante, propusiera que la Junta Nacional de Justicia (JNJ) declare en reorganización y emergencia al Ministerio Público, para que la camorra caviar le encaje el vetusto mote de “fujimorista” por sugerir que intervenga el Legislativo, visto que “la mayoría de peruanos desconfía del sistema de administración de justicia”; realidad basada en un informe del IEP (Instituto de Estudios Peruanos).
Los hechos describen una intolerable lucha por el poder al interior del Ministerio Público, entre la llamada mafia caviar —liderada por el impresentable Gustavo Gorriti— y el personal de profesionales de la Fiscalía, como Benavides y/o Gálvez, destituidos vía procedimientos ilegales e inconstitucionales impulsados por los caviares.
Mientras tanto, la actual fiscal de la Nación hace lo que le viene en gana, incluso hasta el extremo de ignorar las resoluciones de la Junta Nacional de Justicia (JNJ). Como aquella que la acusa de abuso de poder e instrumentalización del cargo, entre otras infracciones muy graves como la usurpación de funciones. Espinoza continúa actuando como titular del Ministerio Público, gritoneando “¡nadie me sacará de aquí!”, cuando la JNJ designó a Patricia Benavides como fiscal de la Nación; asimismo, convocó al personal de la Fiscalía para que le sirviera de escudo ante su rebeldía a dejar el cargo, como se lo ordenó la JNJ. Aquello constituye rehusamiento de actos funcionales, calificado como falta grave (cese inmediato).
¡Sin embargo, los caviares jamás respaldan la ley ni la Constitución cuando delinquen los suyos! ¿Hasta cuándo?

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