ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Carl Jung, el iluminado

Imagen
Fecha Publicación: 21/05/2024 - 22:31
Escucha esta nota

Es necesario descender al fondo primitivo del alma –dijo el gran psiquiatra y científico Carl Gustav Jung– para así acceder a la luz. Y en otro momento señaló concurrentemente: Uno no alcanza la iluminación fantaseando sobre la luz sino haciendo consciente la oscuridad… es decir, liberando nuestro inconsciente y expresando nuestros instintos sin temor.
Nació en 1875 y murió en 1961. Todo su aporte a la psicología humana nación de un sueño: el niño retraído y solitario soñó con un camino sinuoso que terminaba en un cámara y un trono en el cual estaba sentado alguien grotesco e irreconocible. El grito onírico de su madre, míralo, es el comedor de hombres, lo despertó. Años más tarde, admitió que esa pesadilla lo inició en el estudio de los sueños y los símbolos y en la búsqueda de lo profundo en la psique humana, que los psicoanalistas empezaron a llamar el inconsciente.
Sino accedió, sin duda atisbó esa luz a la que se refirió múltiples veces en sus escritos. En esa condición de iluminado, dijo algo extraño en él, pero consecuente con sus visiones del Yo y del alma: Creo que nadie me va entender, salvo los poetas. Poeta era Arthur Rimbaud que escribió Las Iluminaciones, luego de explorar con el cuerpo y con el alma la condición humana o el amor, que es lo único que sobrevive a la muerte.
Poeta también era Borges, que admiraba mucho a Jung. Uno de sus más enigmáticos poemas figura en la primera traducción al español del milenario libro I Ching de Lao Tse, al tiempo que Carl Gustav Jung lo prologó en una de sus versiones. Ese poema, el de Borges, parece dedicado a Jung y a Rimbaud y a todos los poetas que alcanzaron la iluminación de la poesía.
Borges escribe: El porvenir es tan irrevocable/ como el rígido ayer. No hay una cosa/ que no sea una letra silenciosa/ de la eterna escritura indescifrable/ cuyo libro es el tiempo. Quien se aleja/ de su casa ya ha vuelto. Nuestra vida/ es la senda futura y recorrida/ El rigor ha tejido la madeja. / No te arredres. La ergástula es oscura/ la firme trama es de incesante hierro/ pero en algún recodo de tu encierro/ puede haber una luz, una hendidura. / El camino es fatal como la flecha/ pero en las grietas está Dios, que acecha.
La psicología de Jung empezó con un sueño de su niñez. En la infancia inmemorial de la humanidad está la historia del hombre, el inconsciente que se revela en los sueños y las pesadillas de cualquiera, porque como creía Yung, el sueño es la pequeña puerta escondida en el más profundo y más íntimo santuario del alma.

Mira más contenidos siguiéndonos en FacebookXInstagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.