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Carlos Antonio Pérez Ríos y el proceso internacional

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Fecha Publicación: 06/12/2024 - 20:50
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Mientras volvía de Huaura, en el camino me llegó la tristísima noticia del repentino fallecimiento del procesalista sanmarquino de nota y extraordinario amigo, Dr. Carlos Antonio Pérez Ríos, a cuyos restos alcancé a rendir homenaje en la sede del Ilustre Colegio de Abogados de Lima (CAL). Quisiera, con estas breves líneas, rendir tributo a uno de los maestros sanmarquinos más importantes de los últimos tiempos. Dotado de una virtuosa actitud existencial como ser humano, Carlos fue, sin discusión, una extraordinaria persona, provisto de esas cualidades humanas que ya poco se ven.
Aunque nos conocíamos desde hacía muchos años, su fama como uno de los más importantes especialistas del derecho procesal o derecho adjetivo peruano lo acercó, con enorme inquietud, al proceso judicial iniciado por el Perú contra Chile ante la Corte Internacional de Justicia, y esa circunstancia de litigación internacional fue la que el destino permitió que nos acercáramos con un estrechamiento de afectividades recíprocas profundas, para no separarnos sino por su lamentable reciente partida.
Reconocido y queridísimo maestro sanmarquino, Carlos Pérez Ríos, vicedecano de investigación de la Facultad de Derecho y Ciencia Política de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en el momento de su muerte —hizo muy bien nuestra alma máter en declarar duelo institucional por su partida—, que nos ha dejado precisamente al cumplirse el 40.º aniversario del Código Civil peruano, ha legado una escuela procesal civil en marcha, y su obra deberá ser continuada por sus discípulos, que no son pocos.
Siempre dije que la delegación peruana durante el juicio en La Haya debía escucharlo, pues sus estrategias procesales para conseguir una victoria jurídica contra Chile me parecieron de las más lúcidas que pude haber escuchado de un procesalista nacional o internacional en un proceso jurisdiccional de Estado, cuya lógica adjetiva Carlos conocía a ciegas.
Me honró, en su condición de profesor principal sanmarquino y secretario general del CAL, presentar los argumentos para que el suscrito fuera investido con la inmerecida condecoración “Vicente Morales Duárez”, que la Junta Directiva, presidida por el decano Dr. Pedro Angulo, aprobó. Y porque soy un hombre agradecido, le expreso a Carlos, que yace en el cielo de los extraordinariamente buenos seres humanos convertidos en almas benditas, mi profunda gratitud, que extiendo ahora a su viuda y a sus hijos.
La figura de este notable jurista sanmarquino debe ser preservada, y estoy seguro de que el actual decano del CAL, Dr. Raúl Canelo, cumplirá su promesa hecha a la propia viuda y al gremio de abogados que nos constituimos ante los restos de Carlos, en el último de los múltiples homenajes que ha recibido por su inesperada partida, de colocar su retrato en uno de los lugares más visibles del CAL, para que sea preservado su legado como uno de los más notables procesalistas del Perú.
En cuanto a los sanmarquinos, no puedo terminar estas líneas sin dejar de exclamar: ¡Cuando un sanmarquino muere, nunca muere! Descansa en paz, querido Carlos, jurista y amigo.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

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