¡Carnavales, carnavales!
Los carnavales llegaron al Perú con los españoles, sin embargo cada pueblo impuso su propio sello lo que explica su diversidad y originalidad. Esto los hace especiales y por eso se han convertido en una de las manifestaciones culturales más importantes no solo en el país, sino en la región y en el mundo. Están próximos los días de carnavales y en los pueblos se celebrarán de acuerdo a sus propias particularidades. Algunos consideran que no deberían celebrarse por la situación social y política del país, es respetable esa opción, pero considero que es una visión equivocada.
Todo intento de anularlos o suspenderlos es inoportuna y oportunista, más aún si se hace por temas políticos. Cada quien tiene la libertad de celebrarlos o no de la manera que mejor le parezca, esa es la esencia de los carnavales. Así que no nos vistamos de puritanos, moralistas y principistas so pretexto de un supuesto apoyo o rechazo al gobierno. Todo por el contrario, los carnavales siempre fueron contestatarios e incómodos a los que conservan el estatus quo. Felizmente, la historia tiene registrado que han sido los gobiernos quienes han tratado de opacar y prohibir las fiestas carnestolendas.
Los carnavales son manifestaciones masivas y libres donde participamos, sin distinción alguna, para celebrar la vida, para olvidar y convertir los duros días de todo el año a unos días de gozo junto a la gente del pueblo, y lo hacemos porque también es una forma de agradecimiento por el simple hecho de estar vivos y porque nuestro luto lo llevamos en el corazón desde siempre. Ya quisieran los mensajeros de la muerte que se suspenda todo, ya quisieran vernos mutilados de todo, ya quisieran vernos robotizados y descorazonados. No somos habitantes extraños en nuestros pueblos, somos personas que formamos parte de una comunidad con derecho a celebrar sanamente entre nosotros y con nuestros huéspedes.
En los carnavales, en forma de canto, baile y juego o simplemente agrupándonos, mostramos nuestra percepción respecto de todo lo que sucede en nuestro entorno, en nuestra comunidad, en nuestro país y en el mundo y lo hacemos con mucha creatividad y jocosidad para contagiar alegría a quienes también sufren los avatares de la vida. Así que celebren sus carnavales en cada pueblo y no se sumen al coro de instituciones que justifican su incapacidad de organizar y canalizar el sentimiento de los pueblos. Estamos ante una excelente oportunidad para que los carnavales sean expresiones espontáneas, como siempre deben ser. Si es así, la alegría será duradera.