Carta del Embajador de la Federación Rusa en el Perú
POR IGOR V. ROMANCHENKO
Estimado Señor Director:
A la luz de la afluencia de publicaciones y puntos de vista sobre el hecho de que las Repúblicas de Donetsk y Lugansk, así como las regiones de Jersón y Zaporozhye se han unido a Rusia, me gustaría aclarar lo siguiente. Como se sabe, según los resultados de los referéndums celebrados en estas regiones, la mayoría abrumadora de los votantes apoyó su unificación con Rusia, la participación fue desde el 76% en la región de Jersón hasta el 97% en la República Popular de Donetsk. A base de estos resultados el gobierno ruso tomó la decisión sobre su ingreso a nuestro país, que fue ratificada por el parlamento y el senado el 3 y 4 de octubre.
Los referéndums se llevaron a cabo en pleno cumplimiento de las normas y principios del derecho internacional, incluido el derecho de los pueblos a la libre determinación, consagrado en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de las Naciones Unidas del 16 de diciembre de 1966. Al mismo tiempo, esta forma de expresión directa y libre de la voluntad de los ciudadanos es un elemento esencial de una sociedad democrática. Más de un centenar de observadores internacionales de Italia, Alemania, Venezuela, Letonia y otros países, que supervisaron el proceso de votación, reconocieron como legítimos los resultados del referéndum.
El principio de respeto por la integridad territorial está consagrado en la Carta de la ONU, pero no es incondicional. La Asamblea General, por consenso, dio al principio de integridad territorial una interpretación en la Declaración sobre los Principios de las Relaciones entre Estados de 1970 de conformidad con la Carta de la ONU, según la cual “todos los Estados están obligados a respetar la soberanía y la integridad territorial de los Estados cuyos gobiernos respeten el principio de libre determinación de los pueblos y representen a todos los pueblos que habitan en su territorio”. Después del golpe de Estado en Ucrania de 2014, después de la prohibición del idioma ruso, la educación, los medios de comunicación en esta lengua, después de que las autoridades de Maidan bombardearon durante muchos años el territorio, cuya población se negó a reconocer los resultados del golpe, después de que el presidente de Ucrania, el mismo Vladimir Zelensky, recomendó a aquellos que se consideran rusos que vayan a Rusia, es poco probable que alguien se atreva a decir que las autoridades de Kiev representan los intereses de la población del Donbass y, de hecho, de toda población de habla rusa.
Quisiera recordarles que este caso no es el primero en la historia, existen precedentes de la aplicación de esta interpretación en la práctica. Por ejemplo, la decisión consultiva de la Corte Internacional de Justicia del 22 de julio de 2010 sobre Kosovo, según la cual la declaración de independencia de esta región fue reconocida a través de respectivos actos de derecho internacional -sin referéndum, sobre la base de una declaración de la independencia. Hay otros ejemplos. Texas se separó de México en 1836 y luego se convirtió en parte de los Estados Unidos; en 1990 y 1991, Eslovenia y Croacia celebraron referendos sobre la independencia de Yugoslavia sin el consentimiento de sus autoridades y fueron reconocidas. En 1991, se celebraron referendos sobre la independencia de la URSS en Estonia, Ucrania, Georgia, Moldavia, Turkmenistán, Armenia y Azerbaiyán, en contra de la voluntad de los líderes soviéticos y de todo el pueblo soviético, que se pronunció en un referéndum a favor de preservar la URSS; y durante la unificación de la República Federal de Alemania y la República Democrática de Alemania nadie pidió la opinión de la población. Al mismo tiempo, pasan por alto los resultados de declaraciones de voluntad popular dentro de los propios países occidentales: por ejemplo, sobre la independencia de Cataluña o la concesión de mayor autonomía a las regiones italianas de Véneto y Lombardía.
La guerra de muchos años del régimen de Kiev contra su población, las violaciones graves y masivas de los derechos humanos y libertades de su pueblo legitimaron su derecho a decidir su destino.
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