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Carta a Marcelito

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Fecha Publicación: 04/12/2019 - 21:30
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El ocho de los corrientes se conmemora un mes que no estás con nosotros. Un día antes de tu partida nos conocimos, recuerdo que estabas en los brazos de tu mamá cuando me abrieron la puerta y brincaste de alegría al vernos, recuerdo que te había llevado un regalo de peluche en forma de león y tu carita se llenó de sonrisas. En el lugar donde te encuentres, estás dentro de mi corazón para toda la vida porque eres la prolongación de mi sangre. No te conocí antes por circunstancias que no vienen al caso. Un día jueves te conocí y al mediodía ocho del mes próximo pasado recibo una llamada inesperada de tu tío y me dice que ya no estaban en esta vida terrena, el corazón se me partió a pedazos, inmediatamente me constituí al hospital y conversé con el director y me dijo que habías llegado sin vida al nosocomio y definitivamente tenían que practicarte la necropsia con la finalidad de establecer la causa de tu deceso, le dije al doctor que me permitiera verte y así lo hice. Estabas como durmiendo con un rostro angelical, recuerdo que te cerré los ojos y le pedí a Dios que te tenga en su gloria y que descanses en paz y siempre pediré que así sea, porque has sido y serás luz en la oscuridad.

Cuando me trasladaba con tu tío para que te practiquen el examen requerido por ley, sentía tu cuerpo, cabeza y pies y pensaba cómo la vida se puede apagar de un momento a otro, algunas veces la ciencia no puede explicar por qué te tuvo que pasar ese final inesperado, solo el gran hacedor del universo lo sabe y nunca hay que perder la fe, él sabe por qué hace las cosas y en algunas circunstancias como la tuya tenemos que resignarnos con la esperanza y seguridad que descansas en paz en el oriente eterno.

Después se hicieron las gestiones para el velatorio y posteriormente llevarte al campo santo y te dimos el hasta luego, porque en algún momento no muy lejano estaremos juntos. Quiero decirte que antes que sucediera lo que pasó, conversaba con tu abuela putativa y ella me decía no regales la enciclopedia que tienes, guárdaselas para Marcelito y así lo hice con la esperanza de que en algún momento de la vida lo ibas a disfrutar, pero no te preocupes, tú eres una enciclopedia de la vida, has dejado en el corazón de los que te quieren una huella imborrable de amor, dulzura, ternura y resignación y vivirás dentro de mi corazón para siempre, la vida continúa hasta que el gran arquitecto del universo lo decida.
Marcelito, descansa en paz y que de Dios goces eternamente con amor, tu Abuelo.