Caso Rolex: la carga de la prueba es de la presidenta Boluarte
El Perú se mantuvo en vigilia la noche del viernes santo y la madrugada del sábado de gloria, conmocionado por las diligencias de allanamiento con fines de registro e incautación de bienes, en el domicilio de la presidenta Dina Boluarte y en Palacio de Gobierno, a cargo de la Fiscalía con apoyo de la DIVIAC.
Siendo a la verdad, impactante y efectista la forma cómo ingresó la policía nacional a la casa de la mandataria, usando un ariete para abrir la puerta principal de acceso a la vivienda, pero hay que decirlo, iguales actuaciones se dispusieron para el caso del otrora presidente, Pedro Castillo, tanto en la Residencia ubicada en la Casa de Gobierno como en Cajamarca, aquellas y las de ahora, dispuestas por un juez supremo, como exige la Ley.
De manera que, trato igualitario ha habido en ambos casos y lo más seguro es que, de ser rebatida por la defensa técnica de la jefa del Estado, corra la misma suerte que el recurso interpuesto por el golpista Castillo para tales fines, esto es la ratificación por parte de la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema, de la pertinencia de dichas diligencias para un mandatario en ejercicio.
En lo personal, no considero que haya una campaña de acoso sistemático contra la presidenta Boluarte por parte de la prensa, más bien estimo que los destapes y situaciones no claras que evidencian determinados periodistas, es la suma de un mal manejo de control de daños por parte de la alta dignataria y su entorno, en vez de agarrar al toro por las astas, más allá de las formalidades procesales, respuestas claras y oportunas, sin apelar a victimizaciones, hubiese en el supuesto negado, desinflando cualquier intento de desestabilización de su gobierno.
Ella es la del poder, quien le basta lanzar un tuit o mensaje de algún anuncio para que la prensa le dé los reflectores que necesita, para dirigirse al país, amén de la señal del Estado, IRTP, canal 7 y Radio Nacional, además de otras redes sociales.
El silencio otorga, eso la sabe el común de la gente y máxime un político y una autoridad y la ausencia de explicaciones del caso de los relojes Rolex y otras joyas y accesorios de marcas onerosas exhibidos por la Sra. Boluarte, levantaron tal polvareda que queriendo o sin querer, o deficientemente asesorada, ha contribuido en debilitar la institución de la Presidencia de la República, su prestancia. Silencio que la prensa de investigación y los opositores al régimen han sabido capitalizar muy bien.
Ha trascendido que el objetivo del allanamiento e incautación de los polémicos relojes de alta gama, no se logró, ya que éstos no fueron exhibidos a los fiscales durante el operativo, al menos así lo señala el periodista Rodrigo Cruz de “Latina TV”.
Y siendo que la jefa del Estado, se ha cerrado en su trece de no dar satisfacciones a la Nación, acerca de las investigaciones preliminares de Enriquecimiento Ilícito y otros, abiertas en su contra por el Ministerio Público aconsejada por sus abogados, pese a la obligatoriedad de transparentar sus actos como servidora pública, solo queda esperar el avance de las investigaciones y actuaciones de los fiscales y en su caso, jueces, para llegar al conocimiento de la verdad, no teniéndola fácil la presidenta Boluarte, ya que en el caso específico de los delitos que le son imputados, la carga de la prueba se invierte, ya no recae en el Ministerio Público, sino en el propio imputado, ella es quien debe demostrar la falsedad de los cargos. Esperemos las resultas de las investigaciones.
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