Castillo, autodeclarado enemigo del Perú
La borrachera de corrupción en que se encuentra Pedro Castillo Terrones ha inducido al Perú a tal grado de degradación de sus valores morales, que pasarán muchos años antes de que el ciudadano recobre un mínimo decoro. A su vez, esta descomposición impulsa la degeneración del Estado, afectándole la vida a 32 millones de peruanos a través de la destrucción de su economía. Porque el mundo contemporáneo aísla a los países enviciados como el nuestro, gestionado por un tipejo de la peor calaña decidido a robarle tanto al pobre como al rico para saciar su voracidad. Y, de paso, imponernos un régimen bolchevique que le permita, a él y a su mafia, disfrutar del botín que le han usurpado a los peruanos bajo el cuentito de gestionar un gobierno que, vía una nueva Constitución, hará ricos a los pobres y pobres a los ricos.
La medida disciplinaria que inicialmente impone el mundo moderno a países como el Perú actual es la interrupción de las inversiones extranjeras y su aislamiento mientras dure el proceso de fumigación de los corruptos, una vez que el país decida eliminar el foco infeccioso vacando al jefe de la banda. De modo que los peruanos perderemos ingresos, puestos de trabajo, etc., cada minuto que Castillo siga al frente de este gobierno venal que nos ha impuesto, ayudado por gente despreciable como el tal Salas Arenas quien, por su alma marxista, debió sospechar que las actas presentadas al JNE por la camorra del lapicito eran probablemente falseadas. No obstante se negó a contrastarlas con el padrón electoral.
Pero los antecedentes corruptos de Castillo Terrones no constituyen novedad alguna. Antes de juramentar al cargo de Presidente de la República el día 28 de julio 2021 -lo hizo inconstitucionalmente ante el Congreso, al manifestar que juraba “por una nueva constitución”- la prensa libre ya había investigado a quien sería el próximo mandatario. La pista del antro de Sarratea resultó capital para seguirle el rastro a este tipo de mala estofa, que encaja perfectamente con las características del hampa nacional: taimado, psicópata, hipócrita, atrevido, pervertido, prepotente, embustero. ¡Pero, sobre todo un iletrado contumaz! ¡Un profesor que no sabe leer ni hablar correctamente! ¡Un sujeto capaz de falsificar y/o inclusive de comprarle a terceros una tesis plagiada! Pero como el pez por la boca muere, desde entonces fueron cayendo a la carnada de la prensa libre sucesivas pruebas de la inmoralidad y degeneración de Castillo y su organización criminal, integrada por prontuariados, condenados, fugados, etc. Como esos cerrones, bermejos, bellidos, etc., que han copado el aparato estatal peruano transformándolo en un centro de poder manipulado por el hampa más selecta, dedicada a robarle a país.
A Pedro Castillo Terrones lo repudia más del ochenta por ciento de la sociedad. Solo le apoya un 14% de ciudadanos. Muy probablemente sea este el porcentaje promedio de corruptos que, por estadística, exista en cualquier país normal. Hoy, más que nunca, se hace indispensable la vacancia y/o la denuncia constitucional contra este presidente de la República, enemigo del Perú.
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