A Castillo dile NO. El Perú está por encima de su podredumbre
El Perú no deja de caer y desafortunadamente el hoyo es muy profundo y pareciera infinito: siempre se puede estar peor. Nuestra democracia agoniza por la resignación, apatía o acomodo de aquellos que deberían liderar la oposición ante tiempos tan aciagos para el país. Como bien decía John Dewey, filosofo norteamericano de inicios del siglo XX, la democracia no es una forma de gobierno sino una forma de vida social, en tanto una sociedad democrática es cambiante, volátil, tolerante y requiere de sus miembros mucha inteligencia, compromiso e interacción.
En este contexto, los empresarios son los primeros que tienen la obligación de dar el ejemplo, recordando que la práctica democrática no solo es emitir el voto cada cinco años, sino ejercer el derecho y el deber de fiscalizar y poder sustituir a un gobierno inmoral a través de las prerrogativas legales. En otras palabras, la vacancia y la denuncia constitucional son mecanismos de protección legítimos para una sociedad que se queda en el más absoluto desamparo cuando un gobierno es corrupto, incompetente y vil como el actual.
Lamentable pero no he leído ni escuchado a ningún empresario o representante gremial declarar, con energía, que el primer paso para la restauración del país es la salida de este gobierno y la convocatoria a elecciones generales. Todos se tienen que ir, salvo escasas excepciones, tenemos unos congresistas de pacotilla, son indefendibles.
Aunque no les guste, tienen que levantar la voz con valentía, comprarse el pleito, no rehuir a la confrontación. Es la única salida. Las fórmulas conciliatorias no funcionan, con la corrupción no se pacta. Insólito que piensen que un nuevo gabinete va a dar solución a las inmensas dificultades que atraviesa el país y que no necesariamente son atribuibles a la inflación. Hay problemas internos graves, que se conocen todos los días, empezando por el mentiroso compulsivo que ocupa Palacio de Gobierno.
Para muestra un botón: este pasado domingo y lunes diversos gremios publicaron un aviso a toda página reclamando al MTC por la demora en la aprobación y firma de la Adenda No. 5, que permitirá a APM la modernización del Terminal Norte Multipropósito del Puerto del Callao. Es un tema gravísimo para el sector exportador, que de no hacerse producirá sobrecostos logísticos por US$200 millones, además de mayor pérdida de competitividad y un efecto negativo exponencial en la economía. Ameritaba un comunicado fuertísimo y contundente, sin embargo, los gremios prefirieron un lenguaje suave, moderado, benigno. Al gobierno este pronunciamiento empresarial no le hace ni cosquillas. No boten su dinero.
Uno de los capítulos más nefastos protagonizados por parte de empresariado, fue ponerse #DePie en apoyo a Vizcarra, exigiendo la destitución de Manuel Merino. La vacancia por incapacidad moral permanente fue legalmente impecable, aprobada por 105 votos. La presidencia de Merino era lo que correspondía constitucionalmente, pero estos empresarios modernos que se creyeron el cuento de la Generación del Bicentenario, mal aconsejados por sus asesores de marketing, entraron en frenesí. Un patrocinio absolutamente inexplicable que, luego de haberse conocido la podrida trayectoria de Vizcarra, asumo les avergonzará, aunque no lo reconozcan.
¿Qué han hecho los empresarios para liberar a la academia de las manos negras de la Izquierda? Nada. No creen en los think tanks ni en las virtudes de, por ejemplo, operar emisoras radiales para neutralizar el adoctrinamiento y la desinformación del mundo rural, hoy totalmente a merced del gobierno, sus prefectos y sus comunicadores.
Al final, tenemos al peor gobierno de la historia y todos somos culpables, aunque algunos más que otros.
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