Castillo: Doble razón para vacarlo
En los comicios de abril último toda la izquierda obtuvo menos del 30% de los votos y Perú Libre apenas recibió 18.9% de respaldo. Esto último presumiblemente inflado por la mano de una mafia que habría bendecido ese letal mandamás comunista del JNE.
¡Este fue todo el apoyo popular que obtuvo el hoy presidente Castillo quien, basado en tamaño desamparo de simpatías ciudadanas, alardea con vileza ser representante del pueblo! Respecto al repechaje, prevaleció la polarización entre los tontos, los caviares, los socialconfusos y la izquierda comunista. ¡El todos contra Keiko! Aquello permitió que Castillo gane por 44,000 votos (0.25%).
De modo que el hoy inquilino precario de palacio está impedido de arrogarse la representación de los 32 millones de peruanos. Quizá personifique al país. Pero con tan magra votación en primera vuelta –tramo que fija la acogida ciudadana- Castillo carece de legitimidad para hablar, menos alardear, que es “el vocero del pueblo”. Como tampoco los comunistas deben jactarse de ser mayoría entre los peruanos.
Bajo este supuesto, las bravuconadas de Castillo y su carnaval marxista no pueden ni deben imponerle a nuestro país una “nueva constitución” elaborada por una asamblea constituyente espuria e inconstitucional, prefabricada para transformar al Perú en un país comunista. Incluso tampoco pueden ni deben dinamitar la estabilidad democrática chantajeando al Parlamento, primer poder del Estado, obligándolo a que se comporte como vulgar apéndice del poder Ejecutivo; caso contrario será disuelto por éste vía el vicioso procedimiento que aplicó el miserable Vizcarra.
Estas bravuconadas, propias de matones politiqueros, configuran delitos flagrantes contra el Estado de Derecho. ¡Esto coloca ya a Castillo ad portas de ser vacado de la presidencia! Ahí no queda el atentado del gobierno comunista contra la Carta Magna, crimen que tampoco deben ni pueden dejar pasar las Fuerzas Armadas, garantes de que los tres poderes del Estado cumplan lo que dicta la Constitución.
Hace algunos días el presidente Castillo recibió en palacio a una delegación de parlamentarios de todas las bancadas, excepto la del oficialismo. Exigían que les confirme si era cierto lo que horas antes había expresado el insolente premier Bellido en el recinto legislativo, respecto a que el gobierno activará la cuestión de confianza en caso el Congreso censure al atrabiliario ministro Maraví, a causa de su prontuario pro terrorista.
¡Castillo lo negó expresándole a la presidenta del Congreso que “el tema de la cuestión de confianza no está en agenda!” Sin embargo, horas después Castillo lanzó un Tweet expresándole al país exactamente lo contrario. ¡Con ello el presidente Castillo mintió de modo in fraganti! Falta grave suficiente para denunciarlo por incapacidad moral y sobradísima condición para ser vacado del cargo.
Estamos, entonces, al frente a dos atentados contra la Constitución perpetrados por el presidente: chantajear al Congreso para que éste legisle como ordene el Ejecutivo; y mentirle a la presidenta del Legislativo. Si Acción Popular, Alianza para el Progreso, Podemos y las demás fuerzas de centro democrático no plantean inmediatamente la vacancia presidencial, Perú zarpará hacia la órbita comunista sin boleto de retorno.
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