Castillo: el quinto jinete del Apocalipsis
Es increíble que un país con tanta gente exitosa, que ha estudiado, ha hecho empresa, se ha internacionalizado y salido adelante a costa de muchísimo empeño -porque los niveles de competitividad en el Perú son muy deficientes y necesitas el triple de esfuerzo - tengan que soportar ser gobernados por un grupo de ignorantes y corruptos que solo toman decisiones equivocadas, abusando del populismo y la sentimentalidad.
Más inverosímil aún, que mucha de esa gente valiosa esté tan imbuida en su día a día, que no sean realmente conscientes de la tragedia que vive el país. Algunos alegremente se atreven a decir que prefieren vivir al margen de las noticias y las tóxicas redes sociales porque su entorno, su metro cuadrado no ha cambiado en nada: siguen ganando dinero. Son incapaces de ver que ese país donde aún están cómodos hace agua. La salida de capitales continúa velozmente, solo retrocedemos. Estamos cuesta abajo sin que nada lo detenga. Ya no me peleo, simplemente me indigno. ¿Cómo pueden ser tan ciegos? Somos sociedades sin cultura de la responsabilidad, que estamos condenadas a siempre repetir los errores del pasado. Utilizamos cualquier excusa para evitar rendirnos ante la evidencia de que estamos atrapados en un callejón sin salida. Si seguimos así, tarde o temprano, todos seremos sobrevivientes.
A más inri, se han alineado todas las estrellas para que estemos en las PEORES manos, cuando confluyen factores exógenos de orden internacional que complican aún más nuestra coyuntura golpeada por la covid. La ONU ya ha advertido que este año se ha duplicado la inseguridad alimentaria. Los precios mundiales de los alimentos han subido casi un tercio, los de los fertilizantes más de la mitad y los del petróleo casi dos tercios. Como aquí la prevención no existe y solo se actúa con la soga al cuello, recién el gobierno está conversando con empresarios chinos para la instalación de una planta de petroquímica que estaría operativa en dos años, vale decir, post-mortem del sector.
La pésima idea de exonerar del IGV a los alimentos de la canasta básica, populismo puro y duro del Congreso, constituyó un subsidio ciego que no ha tenido el efecto deseado: ni bajaron los precios ni se logró avanzar un centímetro con la formalización. Salieron ganando las empresas y los intermediarios con mayores márgenes. Esta discusión ya se tuvo en el 2011 cuando se redujo de 19% a 18% este impuesto. Muchas voces calificadas se pronunciaron en contra, pero no fueron atendidas. El Congreso se volvió a equivocar, reduciéndose la presión fiscal cuando más urgido de recursos está el país. Al final, todos son unos incompetentes.
Necesitamos un nuevo gobierno que tenga las prioridades en orden. Hoy es indispensable alimentar a los peruanos. Tienen que dar ayudas focalizadas para los más pobres y vulnerables. No necesitamos futuras generaciones de anémicos con poca capacidad cognitiva, requerimos exactamente lo contrario para que no se vuelva a repetir un fenómeno tan nefasto como Pedro Castillo en el poder.
Para ello, es indispensable incrementar la recaudación, privilegiando, entre otros, un apoyo incondicional a la industria minera que es la mayor fuente impositiva y de riqueza del país. Como bien dijo el juez estadounidense Oliver Wendell Holmes “ Los impuestos son el precio a pagar por la civilización”. Nos guste o no, tenemos que tributar y desde ahí encaminarnos con inteligencia y sin excesos pero sobre todo con un gobierno honesto y con norte claro. Pedro Castillo, Perú Libre y todos sus inmorales secuaces sobran en esta ecuación.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter e Instagram, y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.