Castillo es, además, plagiario
Qué mal patriota, mal peruano y pobre hombre ha resultado ser este sujeto trujillano, magnate de las universidades, apellidado Acuña; a quien parte de la centroderecha peruana consideraba, en algún momento, su probable figura presidencial. Acuña ha mostrado ser otro más del montón de peruanos que intervienen en política por intereses personales -crematísticos especialmente- tan sólo para usar el escudo ciudadano para defender sólo lo que a ellos les convenga. ¡Defensa que, evidentemente, nunca es la del Perú! ¡Como Acuña hay más! Ejemplo, José Luna Gálvez, otro multimillonario cacique de distinta cadena de universidades. Adicionalmente existe una morralla de los bastardos, bien sentaditos en sus escaños parlamentarios percibiendo el sueldo que usted paga, amable lector..
Representan a partidos como Acción Popular; pero votan siguiendo consignas que les impone el régimen comunista de Pedro Castillo para ser favorecidos con obras y sabe Dios cuáles otras corruptelas. Una podredumbre que, en complicidad con otros legisladores cobardes, inutiliza al actual Parlamento en momentos sumamente trágicos para la nación, cuando los bolcheviques de Perú Libre han lanzado su ofensiva final, estructurada para imponernos una constituyente que convertirá al Perú en la versión andina de Venezuela.
A las decenas de evidencias de corrupción de Castillo -y de su patrón Cerrón, condenado por la Justicia- publicadas por varios medios de comunicación e investigadas por la Fiscalía y el poder Judicial, hoy se suma la prueba de que Pedro Castillo -y, de paso, su esposa- plagiaron sus tesis para recibir el grado de “magíster” como profesores. ¡Por eso Castillo es neófito multidisciplinario! Tesis calificadas y validadas por una de estas universidades chicha, propiedad del citado Acuña. Institución que inclusive, desde meses atrás se negara a exhibir ante la prensa las tesis de ambos plagiarios, las cuales ya se rumoreaba que eran falsas. ¡Pero Acuña, Luna ni los acciopopulistas tan siquiera han fruncido el ceño! Para ellos, mientras la rueda de la fortuna siga girando delante suyo, todo vale como parte de la idiosincrasia peruana. Un baldón que arrastrarán sus herederos, porque nos encargaremos de que así lo registre la historia.
En contraste con la sinvergüencería del aún presidente Castillo -a quien tampoco se le ha movido un solo pelo, tras la divulgación de que es un vulgar plagiario- el ejemplo de lo que es la dignidad y majestad que debe encarnar todo jefe de Estado -de cualquier nación decente- se lo ha lanzado el presidente de Hungría, quien, al igual que Castillo, acaba de ser acusado por plagiar su tesis doctoral. Sin embargo, a diferencia del caradura peruano, el húngaro ha presentado su renuncia al cargo diciendo: “El presidente simboliza la unidad de la nación. Ahora que mi situación personal divide a mi amada nación en lugar de unirla, mi deber es poner fin a mi servicio y dimitir de mi cargo de presidente”. ¿Qué fue del Ama sua, Ama llulla, Ama quella? ¿Por qué hoy el presidente, los ministros, congresistas, dueños de universidades, etc., califican como escoria, formando todos ellos parte de la milenaria cultura peruana?
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