¡Castillo paralizado, perdido en su laberinto!

¡La elefanta parió un ratón! En medio de la monumental crisis política, sanitaria, social, económica, etc., que atenta contra la estabilidad emocional y vivencial de los peruanos, el lunes por la tarde palacio de gobierno lanzaba un anuncio de Mensaje a la Nación a las 8.30 pm del presidente Castillo. Dada la coyuntura, el aviso produjo expectativa en la ciudadanía, esperanzada en que el gobernante diese a conocer medidas concretas para paliar la generalizada crisis nacional. Empezando por reconocer la inviabilidad del gabinete Bellido. No sólo por su clara vinculación con gravísimos delitos (como esos indicios de connivencia con sendero luminoso, imputaciones por asociación criminal para delinquir, lavado de activos, estafa al Fisco, uso de dinero público para financiar la campaña electoral, misoginia, etc.); sino por su manifiesta incapacidad para atender mínimamente la marcha estatal, al no haber siquiera diseñado las políticas de acción que aplicará el régimen Castillo para ejecutar aquel rosario de promesas que presentó el cuestionado premier al Congreso tras un mes de instalado en el poder. Sin embargo el país quedó absorto, al comprobar que de nada, siquiera cercanamente a aquello, se ocupó el mandatario en su brevísimo –siete minutos- mensaje, redactado con los pies. ¡Solo se limitó a ofrecer subsidios! En castellano, compra de conciencia de la sociedad con puro sabor populista. Esto no soluciona el problema: la evaporación de ofertas de trabajo y la consecuente falta de ingresos en los hogares. ¡Más bien lo agrava! Porque distrae el dinero fiscal -que debe ser invertido para mejorar los servicios al ciudadano bajo sanos criterios de modernizar la obsoleta infraestructura nacional– proveniente de los impuestos que usted paga, amable lector; no del bolsillo de estos improvisados comunistas que se han apropiado del gobierno para gestionar el Estado con dinero ajeno, y engañan al populorum vanagloriándose con el clásico recurso ultra populista: “mi gobierno les regalará dinero”.
Estamos entonces notificados. No existe programa alguno de gobierno. Sólo es jarabe de lengua de Castillo, Bellido y unos pocos ministros, lanzado desde que se sacaran la lotería en la segunda vuelta, cortesía de un presidente comunista del JNE. Toda esa verborrea, repetimos, fue puro humo. La noche del lunes el inquilino palaciego lo dijo claro: “más adelante los ministros presentarán sus propuestas”. ¡Obviamente el lunes no existían programas! Además, conociendo la tesitura del 99% de los ministros es evidente que sus “iniciativas” serán tan mamarrachentas como ellos.
Ni una palabra del batacazo lanzado por la calificadora de Riesgos Moody’s rebajando (por ahora) el grado de inversión para Perú. Ni una alusión a esa montaña de divisas que mantiene congeladas el régimen Castillo, al seguir dilatando su decisión respecto a la explotación minera, portentoso recurso natural que venimos desperdiciando desde que otro rojo –y corrupto- apellidado Humala, profiriera la malhadada frase: “Agua antes que oro”. Castillo tampoco trató su temeraria iniciativa de la asamblea constituyente. Y así podríamos llenar esta edición de las inacabables omisiones de quien funge de jefe de Estado, sobre cómo pretende solventar esta metástasis ruinosa que nos agobia.

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