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Castillo se blinda militarmente

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Fecha Publicación: 09/11/2021 - 23:00
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En medio de la oscuridad de su gestión, su incompetencia para gestionar el Estado, y la advertencia comunista cubana supervisada por el Foro de Sao Paulo, el presidente Castillo siente pasos. Se ve acorralado por esas circunstancias y presumiblemente por otras razones que sólo él conoce.

Es la clásica conducta del dictador que sospecha de su sombra y todo lo ve confabulación y rebelión. Ha esperado cien días de tregua con las Fuerzas Armadas, para darles un golpe militar removiendo de manera artera a dos de sus tres comandantes generales: Aviación y Ejército. Falta la Marina. Es cosa de tiempo.

También ha secuestrado a la Policía, imponiéndole como ministro a un falso valor que ha rendido homenajes al terrorismo, llamado Avelino Guillén. Este sucede a otro atorrante, prepotente, apellidado Barranzuela, quien a su vez reemplazó al que es abogado del partido oficialista, declarado “organización criminal” por la fiscalía.

Vale decir Castillo ha sometido a una triple humillación a la PNP para convertirla en guardia pretoriana oficialista. La razón de tamaño operativo para controlar a los uniformados del Estado no es otra que asegurarse su control absoluto, consciente de que el plan para comunizar al Perú requiere exhibir detrás suyo a todo el poder del Estado. Sobre todo, a las organizaciones que manejan armamento.

El relevo de los dos comandantes generales removidos hasta ahora fue una estrategia que cogió de sorpresa a ambos altos mandos. Tuvo intención de humillarlos, y advertir al resto del Comando de las FF.AA. que palacio actuará idéntico al menor pestañeo que note en cualquier jerarca militar.

Con ello, amable lector, Castillo ha instrumentalizado el pánico en la milicia, para que en adelante, los soldados no cumplan las órdenes de su comando sin dudas ni murmuraciones, sino que actúen como robots del presidente del gobierno. Fiel reflejo de esto lo notamos en Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Corea del Norte, ese quinqué de países comunistas que subsisten dentro del universo de 195 naciones democráticas que integran la ONU.

La explicación del oficialismo comunista peruano es que el presidente Castillo ejerce, además, el cargo de jefe de las FF.AA. ¡Y como tal, hace lo que le viene en gana! ¡Pero él no es zar, rey, sha ni emperador! ¡Es presidente de una nación democrática! Acá se respetan las reglas del juego marcadas con fuego a través de leyes que da el poder Legislativo.

Y la ley determina que los institutos militares tienen jerarquía normada por reglamentos determinados por leyes orgánicas. El presidente sólo podrá remover a un comandante general previa exposición de motivos jus-ti-fi-ca-dos. Y eso no ha ocurrido en este caso.

“Los comandantes generales no están para defender a un Gobierno o a un partido, sino a la Constitución, porque no son deliberantes” reza la norma pétrea de nuestras FF.AA. Todo lo que se aparte de ella es inconstitucional y consecuentemente ilegítimo y delictivo. Y en cuanto a esos cambios a los que nos hemos referido, Castillo no ha expuesto la causa jus-ti-fi-ca-da. ¡Incluso, no ha dado una sola razón!

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