Castillo se burla de los peruanos
¿Cómo deja pasar la Fiscalía de la Nación agresiones descaradas del todavía jefe del Estado, Pedro Castillo (ahora denunciado por la Procuraduría del Estado por el affaire Karelim López), como fue impedir que ingresase un fiscal a palacio para investigar el escándalo denunciado la víspera por Panorama? ¿Acaso este mito llamado Zoraida Ávalos puede admitir, sin condenarla, tamaña obstrucción a la Justicia, cual cómplice de delito? Porque Castillo no solamente prohibió el ingreso del fiscal a la Secretaría de palacio; además lo denunció por “actuar de manera abusiva”. ¿Querrá decir que su mejor defensa es el ataque? ¿Tan mal nos encontramos que esto ocurre en nuestras narices y el todavía presidente se jacte de seguir haciendo lo que le viene en gana? Es más, al día siguiente Castillo continuó burlándose del país agravando el infernal tráfico capitalino por ir caminando de palacio a la Fiscalía –rodeado de la protesta del público que transitaba a su lado- para reunirse con la fiscal Ávalos. Reunión que esta debió evitar por estar en su despacho la acusación contra Castillo presentada por el procurador Soria, que le corresponde resolver.
¿Qué les ha ocurrido a millones de peruanos que han perdido el sentido de la dignidad, de la moralidad y del respeto por su patria, al permitirle al todavía mandatario Castillo comportarse como lo que es: un sujeto desprovisto de todo sentido de la ética; sin el menor escrúpulo por honrar el cargo que le ha concedido una parte de la ciudadanía; sin demostrar la más mínima intención por hacer las cosas como mandan las normas y la Constitución? ¿Qué está pasando por la cabeza de los peruanos, que admiten las miserias de un individuo apellidado Castillo que, prepotentemente, se ha colocado al margen de la ley haciendo lo que le venga en gana, consciente de la gravedad de sus transgresiones; y que, además, presume de ocultarlas callando y cerrándole las puertas de palacio a la prensa libre que batalla por entrevistarlo, para que responda por esa infinidad de estigmas que él continúa acumulando como testigos de su despotismo? Mientras tanto, Castillo recibe en ese mismísimo palacete, transformado en letrina, a “periodistas” a quienes “invita” para hacer la finta; aunque no les permite preguntarle sobre su función, porque sabe que son individuos sin honor personal ni respeto por la profesión que alegan representar, pues en rigor son enviados por los propietarios de los medios a los cuales sirven, medios que hoy sobreviven hipotecados al gobierno de Castillo, como antes estuvieron al servicio del miserable Vizcarra. Ejemplo, RPP, canal 2, Radio Exitosa, etc.
Un elemento para entender en algo la indiferencia de la ciudadanía ante la retahíla de transgresiones y delitos que se le conocen hasta ahora a Castillo es que, precisamente, esa prensa encanallada siembra a diario las cortinas de humo que le impone palacio para anestesiar a la sociedad, y seguir así avanzando en su plan inicial de conducir al Perú a la órbita comunista que imponen La Habana, Caracas y el Foro de Sao Paulo.
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