Castillo se paseó en CADE

Hace ya décadas que la CADE dejó de ser lo que fue (el cenáculo de la inteligencia empresarial peruana) para convertirse en un club de Toby, adonde se reúnen perro, pericote y gato con gente del oficialismo para escucharse cada cual el discursete que han preparado, esperando a que sus colegas les aplaudan y a los representantes del Estado les entre por un oído y les salga por el otro.

Es una ocasión para tomarse algunos días de vacaciones pagadas por las empresas a las que cada cual representan, y marear a la perdiz exponiendo los mismos argumentos de siempre. Tal como ocurre en todas las sociedades que entran en decadencia, en este caso los capitanes de empresa peruanos se replegaron hace tiempo y, desde entonces, sólo envían a sus edecanes a hablar por ellos.

Pero no en el idioma claro, preciso, directo como lo hacía la añorada dirigencia empresarial peruana, sino en esa versión huachafa y anodina que suele utilizar la empleocracia de “la alta dirección” de las empresas nacionales y foráneas que actualmente operan en el país.

En estas circunstancias el jueves se presentó en la CADE el presidente comunista Pedro Castillo, decidido a narcotizar a los asistentes con esa verborrea izquierdista que engaña a los púberes con el juego de palabras. Desafortunadamente, cada día es más penosa la representación de sector empresarial privado. Este año, el “tema” de CADE fue “Diversas voces, un solo Perú”.

Semejante disparate, siendo un evento que se realiza en momentos en que Castillo se apresta a cerrar el Congreso y a convocar a una constituyente para, entre otras barrabasadas, eliminar la propiedad privada.

El propio Castillo les enrostró sus tonterías, recordándoles que los títulos de varias CADE anteriores decían casi lo mismo. Año 2006: “Inclusión y Desarrollo para Todos”; 2007: “Todo lo que nos Falta para ser un País Libre y Justo”; año 2011; “Innovación. Aceleremos la Transformación del Perú”; 2019: “Una economía de Mercado para Todos”.

Castillo aprovechó también para emprenderla con la “necesidad de introducir cambios profundos”. Precisamente lo que el gobierno ha decidido imponernos a través de una nueva Carta.

Simultáneamente, lanzó la clásica trampa de osos de los rojos: “ los empresarios tienen todas las garantías para invertir en el Perú.” ¡Pregúntenles, entonces, a los empresarios mineros, los agroindustriales, los medios de comunicación etc.! Por cierto, ¿les preocupará a los capitanes de empresa que la Educación de niños y jóvenes la maneje un sujeto que representa a Conare, facción política de sendero? ¿Entenderán que el comunismo necesita concientizar a las nuevas generaciones para enviciarlas y mantenerlas secuestradas, como vemos en Cuba y Venezuela? Un empresariado consciente e inteligente debió recibir a Castillo con un pliego de reclamos, estableciéndole condiciones para escuchar su mensaje antes de darle crédito a las promesas de sujetos como él.

Pero para mala suerte del Perú, hasta su empresariado atraviesa por un nauseabundo nivel de necedad. Porque en lugar de plantarle cara a Castillo demandando compromisos y plazos definidos, le escucharon embobados para finalmente aplaudirle como robots.

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