Castillo secuestrado por los caviares
Vamos por partes. La “salomónica” solución de Pedro Castillo (cuestionado por vendepatria, entre muchas otras infracciones a la Constitución y las normas) de deshacerse, simultáneamente, del infumable caviar Avelino Guillén, ex ministro del Interior, y de Javier Gallardo, ex mandamás de la Policía Nacional, exhibe la orfandad del régimen en el cual intenta sustentarse el aún presidente del país. Nuevamente Castillo ha sido derrotado por una realidad que nunca quiso verla, y acabó estratégicamente secuestrado por la mafia marxista-caviar, que vive al acecho para cogobernar con él y someterlo a sus propósitos. Ahora la situación de Castillo es desesperada y desesperante. Tanto para él como para toda la nación. La universalidad de su ineptitud y la, repetimos, cadena de violaciones a la Carta y a las leyes en la que está enredado -aparte de sus vínculos con el marxismo/senderismo- lo descalifican personal, ideológica y políticamente para continuar ejerciendo el cargo de jefe de Estado. Es momento que el Congreso entienda que su rol principal es defender los intereses del Estado. No así los de las agrupaciones políticas que lo integran; ni tampoco el de los parlamentarios, como viene sucediendo con los integrantes de Acción Popular, Alianza para el Progreso y Podemos Perú.
Cada día que transcurre y sigue primando el laisses fairer, laisses passer impuesto por aquellos partidos dizque democráticos para sostener a Castillo, este país se aproxima al desastre social generalizado, y a un estado de anomia sin precedentes hermanado a una violencia extrema. En esto, amable lector, hay que reiterar que la responsabilidad es del Parlamento. ¿La razón? Su ahínco contemporizador hacia un mandatario liquidado por sus constantes violaciones a la Constitución y a las leyes, aparte de su descomunal incapacidad intelectual y desarticulación mental. Por tanto, amable lector, ante su falta de coraje, altura de miras e irresponsabilidad política, el Congreso será el gran culpable en caso acabamos incrustados en el modelo totalitario de Cuba, Nicaragua y Venezuela. ¡Que queden entonces notificados los acciopopulistas, los podemitas y los acuñistas!
Apostilla. Como bien hace en recordar el certero político Fernando Rospigliosi, el 15 de noviembre 2021 renunció, y pasaba al retiro, el subcomandante de la Policía Nacional “denunciando públicamente el chanchullo en los ascensos de la PNP”. Asimismo dice; “(Avelino) Guillén avaló eso y firmó todos los ascensos corruptos (impuestos por órdenes de Castillo)”. “Dos meses y medio después, renuncia y se hace el digno, como si recién lo hubiese sabido.” Evidentemente es conocido que el tal Guillén es un falso valor, un oportunista endiosado por la maquinaria caviar porque le sirvió para condenar a Fujimori (en rigor) a cadena perpetua. Pero hay muchas leguas de allí a intentar convertirlo en algún mártir o prócer de la democracia, como procuran hacerlo los caviares, probablemente para colocarlo en el bolo para alguna cartera (¿Justicia?), dentro del renovado gabinete ministerial que estaría ya próximo a conformar este cadáver político de apellido Castillo. Recuerde aquello de “para mentir y comer pescado”, amigo lector. Porque los caviares mienten sin el menor cuidado. ¡Y a cada rato!
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