Castillo, siendo presidente, es el gran culpable
Analicemos la escena nacional. La crisis económica, inicialmente forjada por Vizcarra con su desmanejo de la pandemia, tiene rasgos tectónicos. A ello se suma la toma del poder por un régimen comunista, senderista, decidido a cubanizar el Perú, dirigido por una banda de absolutos inexpertos en el manejo del Estado; aunque dueños de una capacidad infinita de destrucción de la infraestructura socioeconómica/política del país. Veamos dos ejemplos.
Primero. Las Bambas es la octava mayor mina de cobre del orbe y la más importante del país. En 2004 Xtrata compra los derechos de explotación; en 2011 el Perú aprueba el EIA; en 2013 Glencore compra la mina a Xtrata; en 2014 se cambia el EIA para permitir el transporte del concentrado por carretera; en 2014 tres empresas estatales chinas compran la mina a Glencore; en 2016 se realiza el primer embarque de cobre concentrado; en 2017 la producción ya superaba 450,000 TM de mineral; en 2021 la empresa anuncia la suspensión parcial de operaciones, debido el bloqueo de carreteras que, en el fondo, alienta el gobierno comunista de Castillo. Ergo Perú dejará de recibir regalías e impuestos superiores a US$5,000 millones este año.
El segundo caso es Camisea. Este lunes la empresa comunicó la suspensión de sus operaciones. Un día antes, Bellido anunciaba la “nacionalización” de sus instalaciones si la concesionaria no acepta los términos de negociación del gobierno comunista. El gas de camisea abastece de energía (Gas Natural) a 1’500,000 de hogares y de GNV a 200,000 vehículos. Aparte suministra gas al sistema eléctrico nacional contribuyendo a abaratarle el costo a decenas de millones de consumidores de energía y servicios eléctricos. El Estado es socio de Camisea. Comparte el negocio recibiendo 37.24% como regalías y otro 30% por impuestos.
Mientras el régimen comunista de Castillo apuesta por perjudicar a dos de las mayores empresas –y contribuyentes- del Perú, el mundo podría estar avistando una próxima crisis. Pero Castillo no tiene idea de geopolítica, macro/microeconomía, ni estrategia para enfrentar momentos difíciles a nivel mundial. Por esto, su apparatchik comunista avanza como estuviera en el mejor de los mundos, contento de llevarnos al precipicio. En este caso, atacando a la minería –principal fuente de recursos por tanto de moneda extranjera e impuestos- y agrediendo a la única fuente energética propia con que cuenta el país, capaz de producir un combustible limpio y barato como el gas natural.
Reiteramos, mientras el mundo se debate en medio de una escasez generalizada de tierras raras para producir los chips indispensables que hacen funcionar todo en este planeta; mientras sube el costo de los fletes marítimos y aéreos por escasez de naves y congestión de los centros logísticos internacionales (aumentándose el costo de los insumos y productos acabados), acá retrocedemos a los tiempos de Velasco Alvarado dirigidos por un auténtico neófito con sombrero, incapaz de articular alguna alternativa para que crezca el país y prospere su sociedad. Todo lo contrario. Castillo y su equipo de atrabiliarios comunistas trabajan para arruinar al Perú y pauperizar a los peruanos.
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