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Castillo sigue destrozando el país

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Fecha Publicación: 21/03/2022 - 23:00
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No hay forma de imponer orden en el país porque, simplemente, el presidente Castillo ni quiere ni puede poner disciplina entre sus cuadros, debido a su naturaleza caótica. Empezando por su propia esencia de hombre inculto, pese a incluir en su currículo un doctorado sospechosísimamente facilitado por la universidad cuyo dueño es el líder de un partido político, Alianza para el Progreso (¡hasta el nombre de este mega emporio de universidades es calcado de la iniciativa que tuvo el expresidente norteamericano John F. Kennedy!), título que doña Beatriz Merino, la gerente del imperio universitario, debería haberlo exhibido hace ya mucho tiempo. ¡Pero, asimismo, Castillo alega ser profesor! Aunque ni siquiera lee bien; menos se expresa coherentemente. Lo suyo es definitivamente la insurrección, el soliviantar a las multitudes, el activismo sindical. En resumen, la lucha de clases. En consecuencia, Castillo jamás podrá ser un gobernante como lo merece y necesita nuestra patria. Él siempre estará del lado del caos político, el desorden social, el desastre económico. Ese es su lodazal; su verdadero ambiente.

Y esta es, precisamente, la razón por la cual los sectores democráticos deben hacer lo que esté a su alcance para librar al Perú de semejante incapaz al mando del Estado. Es evidente que, al margen de su permanente medianía, necesita rodearse de gente todavía más primitiva que él para sentirse seguro en su actividad. Otro argumento que abunda es su probada condición de persona moralmente incapacitada para gobernar y en, simultáneo, especializada en designar a los peores funcionarios públicos que uno pueda imaginar.

Ejemplo, en siete meses Castillo ha logrado dinamitar financiera, económica, técnica, estructural, administrativa y estratégicamente a Petroperú. Durante los últimos años, veníamos soportando una cadena de aumentos en el precio de los combustibles, para que Petroperú pague US$6,000 millones quemados en una refinería que debió costar US$2,000 millones. ¡Porque acá sólo producimos 34,000 de los 280,000 barriles/día que consume el país! Entonces, mucho más económico y eficiente resultaría importar combustibles refinados que crudo para refinar. Pero eso jamás ocurrirá, porque Castillo intenta revivir las empresas estatales que han atentado, atentan y atentarán contra el pueblo. ¡Peor aún, cuando el precio mundial del petróleo está volando tras la situación bélica europea! ¡Qué razón tuvo la oposición cuando, meses atrás, dijo que Petroperú es un nido de ratas! Los robos gestados desde este gobierno, con la participación de los caseritos de Sarratea –Castillo, Karelim, Abudayeh, Chávez, etc.- desembocaron en estafas.

Heaven Petroleum (de Abudayeh) incumplió entregarle aquel biodiésel que Petroperú le pagó hace un mes. No solo contrató esa compra de manera fraudulenta -sin licitación, invitación ni cautela alguna por el dinero de los peruanos-, sino que ahora ni siquiera sabe cuándo -si algún día- llegará ese producto al país. Jugar con los combustibles significa jugar con fuego, amables lectores. Ahora el Perú expende los combustibles al precio más caro del planeta, afectando no sólo el transporte sino todas las áreas productivas. En pocas palabras, el fulminante de un incontrolable proceso inflacionario con esas catastróficas consecuencias que bien conocemos.

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