Castillo: Un presidente fallido
Pedro Castillo Terrones es un presidente fallido. Como todo lo que mal empieza mal acaba, más temprano que tarde –para fortuna del Perú- ha saltado al escenario la inviabilidad de su capacidad mental y moral para conducir los destinos de 32 millones de peruanos.
Los argumentos son infinitos. Del abuso de autoridad –manipular a su antojo los ascensos en las FFAA y Policía- a llenar el gobierno de gente no solamente indeseable por su medianía como funcionarios estatales y sus prontuarios policiales y/o judiciales, sino por sus impresentables vinculaciones al terrorismo.
Asimismo, el Secretario General de palacio fue descubierto con un fajo de US$20,000, escondido en el baño que usa en la Casa de Pizarro. Todo en medio de un mar de denuncias de trapicheos para favorecer a gente que habría ”ayudado” en la dolosa elección que llevó a Castillo a la presidencia.
Sin ir muy lejos, el domingo nos enterábamos que, por las noches, Castillo se quita el disfraz de Evo Morales, se saca el sombrero luminoso, se cubre la carota cual hampón y se desplaza –en un discreto vehículo oficial- a su casa particular, adonde se reuniría con proveedores del Estado lejos del control que fija el protocolo de la función presidencial. Ahora los reparos son gravísimos, incontables. Diariamente se descubren inmundas jugarretas.
Todas sobrepasando los rangos de irregularidades. ¡Más bien rayanas con el delito! La Fiscalía –cuando lo decida Zoraida Ávalos, parcializada Fiscal de la Nación cómplice del poderoso de turno- se hará cargo de calificar el/los probables delitos. Aunque la condición para vacar a un presidente, tal cual lo exige el artículo pertinente de la Carta, habla de “incapacidad moral”. Término ajeno al criterio delictivo/criminal de actos a los que no hace referencia la Constitución.
Las manifestaciones ciudadanas del pasado domingo son, además, prueba elocuente del malestar generalizado que existe en este país por la ineptitud o -posiblemente- las órdenes que le dan a Castillo sus asesores cubanos/venezolanos decididos a agudizar las contradicciones. Concretamente a estresar el malestar social, culpando de todo lo malo de SU gestión al “capitalismo asesino” y, simultáneamente, prometerle al pueblo “bonos para paliar la miseria producida por la derecha”.
Bonos que manipularán los comunistas, como cebo de culebra para hacer alucinar a los peruanitos de menores ingresos al extremo de llevarlos a aplaudir al “gobierno popular” que, directamente, los conducirá a una miserable república comunista, espejo de Cuba, Bolivia y Venezuela. Por cierto El Comercio, La República, RPP y canales 2, 4, 5, 7, 8, 9 brillaron por esconder los días previos, la fecha misma y las siguientes la convocatoria y el éxito de aquellas marchas ciudadanas. Qué diferente a su “rasgadura de vestiduras” en noviembre 2020 para vacar al presidente Manuel Merino e imponer al caviar Sagasti.
Toda una semana –días antes, durante y después de la investidura de Merino- esos medios transmitían 24 horas diarias soliviantando a los ciudadanos –inclusive indicándoles los lugares de encuentro- para acudir a aquellas marchas que produjeron muertos.
Apostilla. Ante el pánico mundial por la variante Omicrón-COVID, temporalmente Perú debería cerrar sus fronteras internacionales.
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