Caviares inescrupulosos
Los que encumbraron a Dina Boluarte el 2021 y la defendieron férreamente frente a los varios cuestionamientos que recibió, hoy promueven su violento derrocamiento. Y quienes pretendían defenestrarla por las varias irregularidades de su candidatura y luego de su gestión, hoy la resguardan y justifican. Así es la política peruana, con bruscos cambios, a veces inexplicables para la mayoría.
Los ardientes y estridentes enemigos de Boluarte ahora, son los secuaces de Pedro Castillo que perdieron el poder cuando fue vacado: el Movadef (la facción de Abimael Guzmán de Sendero Luminoso); los varios grupúsculos ultraizquierdistas, partidarios del socialismo del siglo XXI, como el que encabeza Verónika Mendoza, que habían obtenido una cuota en el gobierno; las bandas criminales que se beneficiaban de su alianza con el gobierno, como narcotraficantes, mineros ilegales, contrabandistas, etc.; las varias gavillas de forajidos, como los chotanos y familiares, y otros sinvergüenzas que aprovecharon la oportunidad de un delincuente en el poder para saquear el Estado; y, por supuesto, los caviares.
Los caviares tuvieron un comportamiento ambiguo con Castillo, porque si bien siguieron disfrutando de millonarias consultorías y puestos en el Estado, no lograron lo que había sido su propósito: rodear al ignaro que había usurpado la presidencia y tomar el completo control –y disfrute- del Gobierno. De hecho, muchos caviares estaban convencidos que sería fácil dominar al incompetente Castillo, presentándose como “técnicos” en todas las materias y con experiencia de gobierno. Pero se toparon con un desconfiado ladronzuelo que prefería la compañía de paisanos y allegados.
No obstante, a fin de cuentas, los caviares optaron por Castillo ante cualquier otra alternativa.
Ahora no solo han perdido mucha de la influencia que tenían en el Gobierno, sino los han desalojado de algunas instituciones que habían llegado a manipular, como el Tribunal Constitucional y la Fiscalía de la Nación. Y están aterrados porque podrían perder otras. En el Congreso solo tienen una ridícula minoría.
En suma, los caviares han pasado de su apogeo de varios años, a un creciente arrinconamiento y pérdida de poder y prestigio. Cogobernaron con Pedro Pablo Kuczynski, al que abandonaron para establecer la infame coalición vizcarrista con el Lagarto. Asaltaron violentamente el gobierno con Francisco Sagasti y, mal que bien, se acomodaron con Castillo.
Ahora están quedando huérfanos y no tienen inconveniente en asociarse con el Movadef, la terrorista “Vilma” y diversas bandas delincuenciales para promover disturbios violentos. A los ingenuos que se asombran por eso, hay que volver a recordarles que se encaramaron en el Gobierno y el Congreso siendo una ínfima minoría, en noviembre de 2020, organizando una violenta asonada donde dos delincuentes juveniles fueron asesinados, probablemente por otros malhechores, para crear el caos y derrocar a Manuel Merino.
Si creen que los caviares que propiciaron esa algarada, los mismos que se coaligaron con el corrupto y nefasto Lagarto, tienen escrúpulos, están fuera de la realidad. Ellos adhieren al principio maoísta de “salvo el poder –y las consultorías y ONG- todo es ilusión”.
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