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Celebración de Carlos Germán Belli

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Fecha Publicación: 28/07/2025 - 21:40
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El poeta Carlos Germán Belli (1927-2024) ha llevado el nombre del Perú a todos los rincones del planeta, no solamente por la inusual calidad de su poesía de una sorprendente originalidad, sino porque no existe en orbe hispano ningún otro poeta que se le parezca. Traducido a múltiples idiomas se ha convertido en un escritor clásico ya de la lengua española. En sus comienzos literarios conoció bien la tradición modernista de Darío y los surrealistas franceses. Practicó la escritura automática y el humor negro y de ese modo llegó al sonido gutural que entraña la posibilidad real de la demolición de la palabra. Superado ese momento, la edición uruguaya de 1967 de El pie sobre el cuello marca un refocilamiento sobre los clásicos y una preferencia en ellos por Góngora, Medrano, Fernando de Herrera, Carrillo y Sotomayor, y de ahí saltar a la tierra de nadie, y en ella a su propio terreno. Su poesía alcanzó ya en ese momento una cima en la que se ha mantenido hasta sus últimos poemas.
Quien aparece en sus poemas, en la mitad de ellos, es un hombre enfermo, un individuo que sufre terriblemente, adobado de buenos modales y que es a ratos violento e irascible. Hay otra protagonista en la poesía belliana, diferente al anterior, que va encontrando esperanza en los afectos familiares, la esposa, las hijas, el hermano Alfonso, que gusta del fútbol, siente mucha cercanía con los amigos, Pedro Lastra por ejemplo, Rigas Kapatos. Oscila, pues, entre el pavor y la asfixia y el disfrute, aun en el centro de un país áspero como lo es el Perú. Esos dobles de Belli que a veces se confunden con la mano que los escribe, se mimetizan con el propio poeta y súbito están otra vez ahí apandillando a sus amigos en pos de su primer bocado fino, una mujer dulce como el azúcar, suave como la seda, para comérsela en pedacitos. Este es el contraste que provoca la chispa poética en muchos textos, odre viejo, recursos métricos tradicionales, sonetos, sáficos adónicos, sextinas, y un personaje literario desesperado, capaz de saltar toda norma, un alucinado suelto en el poema. Pero Belli es también un poeta que busca la trascendencia metafísica como en este texto titulado Poema:

Nuestro amor no está en nuestros respectivos
y castos genitales, nuestro amor
tampoco en nuestra boca ni en las manos:
todo nuestro amor guárdase con pálpito
bajo la sangre pura de los ojos.
Mi amor, tu amor, esperan que la muerte
se robe los huesos, el diente y la uña,
esperan que en el valle solamente
tus ojos y mis ojos queden juntos,
mirándose ya fuera de sus órbitas,
más bien como dos astros, como uno.

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