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Censura a la ministra de Educación

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Fecha Publicación: 09/04/2019 - 22:20
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Apelando a la denominada ideología de género, la progresía marxista que mantuvo de rehenes a Humala y a Kuczynski –y ahora tiene secuestrado a Vizcarra– apostó por desfigurar la génesis de la especie humana en nuestra educación. Pero no existe tal ideología. Se trata únicamente de un juicio pérfido, de origen multinacional, por el cual el ser humano no nace hombre o mujer –según la conformación sexual que tenga su cuerpo– sino que se adapta ponderando la preferencia sexual –masculina o femenina– que seleccione su mente a lo largo del tiempo. Es la depravación que una progresía marxista pretende imponerle al Perú. Y que determinados malos peruanos –como los exmandatarios nombrados– quisieron consolidarla a expensas sabe Dios de qué contraprestaciones. A qué extremo habrá llegado la influencia del capital internacional que financia a estas ONG –que administra la progresía marxista criolla– que ha puesto de rodillas al Poder Judicial del Perú. El caso más reciente es la sentencia de un juez constitucional supremo que, perteneciendo a una de las logias que promueven esta siniestra ideología de género, ha sentenciado en contra de la denuncia de los padres de familia, quienes se oponen a que una teoría comprobadamente manipuladora de la naturaleza del ser humano forme parte del currículo escolar oficial peruano. El ejemplo más didáctico de la manera como el capital extranjero –ejemplo, la ONG Open Society del multimillonario Soros– influye en las decisiones de nuestro Estado, lo constituyen las donaciones por US$ 1’000,000 que asignara al corrupto Toledo y últimamente otros US$ 3’000,000 al IDL, aquel centro de poder informativo que administra Gorriti quien, coincidentemente, llevó a Toledo a la presidencia patrocinándolo durante la campaña presidencial de 2001.

Este atentado contra la existencia del sexo masculino y sexo femenino –dualidad que rige desde la creación del hombre–, lo impulsó Jaime Saavedra, ministro de Educación, predilecto de los progres marxistas por las millonarias consultorías que asignaba. Hasta que a los pocos meses acabó censurado por un escándalo alrededor de la compra de 150 laptops. Sin embargo la teoría de género siguió siendo impuesta por los mediocres que lo sucedieron en el cargo. El avance de semejante conjura llegó al extremo que el Ministerio de Educación invirtió S/ 55’000,000 en imprimir libros para alumnos –desde los doce años– donde se promueve la práctica de aberraciones sexuales, abarcando gráficos y textos con contenidos tremendamente pervertidos. Los libros ya fueron entregados a las escuelas estatales. Sin embargo hace pocos días el agudo periodista Phillip Butters destapó esta –hasta entonces– encubierta arremetida contra la condición humana, que hoy forma parte de los cursos que recibe nuestra niñez. Tras días de silencio, la ministro de Educación, Flor Pablo Medina, fue citada al Congreso. Recién reconoció la veracidad del gravísimo complot. Allí, por limitarse a pedir perdón por “este descuido no sabemos de quiénes” fue cuestionada porque, precisamente, antes de ocupar esa cartera ella trabajaba en dicho ministerio. “Entonces borraremos estos textos con plumón o colocaremos ´stickers´ para corregirlos”, fue su estúpida solución.

El Congreso debe censurar a esta ministra.