China, digno ejemplo mundial
Este 1.º de octubre se cumplen 76 años desde que el insigne Mao Zedong proclamó la República Popular China en la Plaza de Tiananmén. China, ubicada en Asia Oriental, tiene 9 596 960 km² (tercer país más extenso del planeta) y una población estimada (en 2023) en 1 409 670 000 habitantes. Su capital: Pekín. Su órgano legislativo es la Asamblea Popular Nacional de China. Su actual presidente es Xi Jinping. Es un país soberano que actualmente es la primera potencia económica mundial por PIB en términos de paridad de poder adquisitivo y la segunda según el producto nominal, tras EE. UU.
Es miembro de la ONU desde 1971 y miembro permanente de organizaciones multilaterales como la OMC, la APEC, los BRICS, la Organización de Cooperación de Shanghái y el G20.
Es importante y necesario reconocer que el actual desarrollo de China se produce con la concepción y dirección instauradas por su líder Deng Xiaoping, estadista, revolucionario y teórico político. Es el líder que en 1978 logró consolidar su poder y liderar a China a través de un período de reforma y apertura que implantó una economía de mercado socialista. Deng Xiaoping es virtualmente el padre de la nueva China mediante un socialismo con características chinas que transformó su país en una economía de más rápido crecimiento y en el mayor exportador e importador de bienes. Con Deng se logró el regreso de Hong Kong y Macao a China, y desarrolló el principio de “un país, dos sistemas”.
Al conmemorarse un aniversario de su constitución, no debemos olvidar que nuestro país ha consolidado su relación y amistad con China desde 1849, con el inicio de la migración china, que hoy es la más importante. La amistad entre nuestros pueblos es sólida y fraterna.
La República Popular China —nos consta porque la hemos conocido— ha incrementado centros de trabajo en general y, gracias a la apertura económica que introdujo Deng Xiaoping, sus inversionistas no solamente son chinos, sino de otros países que, estando debidamente garantizados en sus inversiones, han desarrollado sus actividades productivas y han abierto centros de producción que requieren cada vez más mano de obra debidamente remunerada, que han capacitado, con lo que paulatinamente la R. P. China ha llegado a ser una potencia económica mundial. Sus habitantes tienen la suficiente capacidad económica para adquirir toda clase de productos necesarios para su vida, educar a sus hijos, hacer turismo interno y externo, adquirir vehículos, gozar de eficientes servicios de transporte local e interregional, etc. No hemos visto informales ni mendigos; la seguridad personal y colectiva es natural: no hay temor de movilizarse de día o de noche.
¡Es un excelente ejemplo en el mundo!
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