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¿Cómo debe leer América Latina el resultado electoral francés?

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Fecha Publicación: 08/07/2024 - 21:50
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El resultado de las elecciones legislativas francesas en segunda y definitiva vuelta del último domingo, sepultó las aspiraciones de la ultraderecha de ese país para empoderarse progresivamente con un primer ministro que sea la antesala para cuando llegase el momento de las elecciones presidenciales y Marine Le Pen, la lideresa que hace solamente 7 días sonreía por unos resultados preliminares que pudiera, en su momento, ungirla presidenta de Francia. Pero eso es exactamente lo que no ha sucedido.

La Agrupación Nacional, políticamente con ella a la cabeza, perdió el domingo 7 de julio, quedando relegada a un tercer lugar, mientras ha emergido desde los espacios más recónditos, por lo menos en lo inmediato de la vida política francesa, la izquierda propiamente dicha con el denominado Nuevo Frente Popular, construido en horas para relievar figurativamente su enorme capacidad para formar coalición, un atributo que no cuentan las derechas en el mundo.

Seamos claros; sin embargo, algunos creen que la izquierda ha recobrado espacios y eso es realmente relativo. Ha ganado en España hace poco tiempo con un Pedro Sánchez que repite el plato en el cargo de presidente del Gobierno; en el Reino Unido, los laboristas después de 14 años han recuperado el control del Parlamento y, por tanto, el gobierno con Keir Starmer, una vez producida la dimisión del conservador Rishi Sunak; y ahora sucede lo que describimos en Francia, y creo que es una lectura muy parcial.

Aunque 3 es más que 1, igual no debe olvidarse que en Italia la figura de Giorgia Meloni desde 2022 es relevante para el país y desde luego para la Unión Europea. Pero creo que el factor de la migración islámica y subsahariana (África negra) hacia el viejo continente, es uno muy localizado y regional que vuelve al resultado en los países europeos en el veredicto ciudadano que responde a dichas circunstancias antes que a las económicas como se ha venido comentando.

Francia aún no se reconoce como un país esencialmente de migrantes, pues los que nacen en este país son franceses y cuesta a los propios ciudadanos herederos de Carlomagno aceptar esta nueva composición social francesa, y este asunto tampoco se comenta como debiera.

No es, pues, un factor de ciclicidad de las relaciones internacionales que lleva a la alternancia del poder como consecuencia del desgaste del que lo tiene. Los gobiernos europeos que comentamos, ahora de izquierda, no deben entenderse como el resultado de una ola de la izquierda en el sistema internacional y mucho menos en América Latina, de lo contrario, Javier Milei no hubiera conseguido una victoria en Argentina.

Como he referido en columnas anteriores, creo que la pandemia de la Covid-19 ha contribuido a crear patrones (acrecentamiento de la pobreza, cambio climático, guerras entre David y Goliat como la de Ucrania que se defiende de Rusia) en la sociedad internacional, que han sido capitalizados por las izquierdas sin que sean un monopolio de ellas.

América Latina tiene otros factores pegados a su vida política como la ideologización a todo nivel y la corrupción generalizada en los estamentos de poder. No sabemos quién los capitalizará, es decir, los radicalismos de derecha o de izquierda en nuestra región, o un actor del centro político, que debe entenderse como del equilibrio que tanta falta hace en nuestros países. Veremos.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

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