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¿Cómo soy yo?

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Fecha Publicación: 07/12/2022 - 23:45
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Definirse uno mismo, no es fácil, es conocer nuestros propios límites, es aceptar que existen personas que son superiores o no a uno, o iguales, y para reconocerlo es necesario ser humilde, sencillo, abierto de mente, cosa distinta a lo que sucede con el orgulloso y vanidoso, quien nunca acepta ser menos que nadie. Cuando me refiero a estas capacidades, no lo hago en un sentido discriminativo sino constructivo, que es la realidad de nuestra existencia y convivencia entre las personas.

Decir la verdad de lo que sentimos, pensamos, creemos, es una mezcla de todo, es desnudarte ante ti mismo y después ante los demás, es la única manera de ser auténtico y poderte ubicar en el lugar de los demás para poder ayudarlos, es saber decir “no” y “sí”, es ser categórico, frontal, directo, no andar con medias tintas, es saber tener un nivel de comprensión y tolerancia, es obvio, que todas las personas te caigan bien y tú también a los demás, pero el nivel de tolerancia que has desarrollado va a permitir saber canalizar las diferencias que existen entre los humanos, es válido, no nos olvidemos que existimos y vivimos en un mundo de contradicciones y para saber supervivir tenemos que arribar a nuestras propias conclusiones y navegar por donde nos sentimos bien.

La respuesta de como soy yo, viene desde que el ser humano se encuentra dentro del claustro materno, a partir de la concepción, influye la carga genética y herencia de los padres, la comunicación que tienes con el feto, hablarle, hacerle escuchar música, la alimentación, el estilo de vida, que haya armonía, evitar los malos momentos, repercute en el nuevo ser que se está formando, inclusive sucede algo curioso, la alimentación de la madre gestante influye en los gustos y preferencias de los hijos cuando nacen y se desarrollan, se heredan los genotipos y fenotipos, lo observamos en el lenguaje gestual, color de ojos, piel, voz, predisposición para actividades deportivas, elegir la profesión, los estudios, la lectura, hábitos, costumbres, hobbies, gustos, carácter, temperamento y personalidad, moldeándose con el medio ambiente que se desarrolla, se van internalizando valores, formas de pensar y percibir la vida, de acuerdo a su desarrollo, algunos les gustará la política, los estudios, otros serán más prácticos, no van con tantos rodeos, van al grano, son pocos formales, a diferencia de otros, que la formalidad es la antesala para lograr los objetivos, son románticos, detallistas, a otros, les gusta las cosas simples de la vida. Son estilos de vida que no cambian, empero pueden adaptarse a otros escenarios de relacionarse con resultados positivos.

En la elección y unión de las parejas cada uno lleva su mochila, la comparte, la acepta, la pule, la corrige, mejora, renunciando muchas veces a algunas costumbres en aras de una buena integración de la pareja, inclusive van creando e incorporando otras formas de vida que les produce satisfacción sin perder la esencia cada uno, todo lo contrario, los hace percibir una relación flexible, dispuesta afrontar cualquier cambio que los haga sentirse bien.
Esto no quiere decir que todo es color de rosa, no, existen momentos difíciles de compartir, lo interesante es que las parejas estén dispuestas a conversarlo y tomar juntos las mejores decisiones, la adaptación de las parejas es un proceso que es de dos y no de uno solo, se alimenta con el cariño, el amor, la comprensión, la tolerancia, renunciando a muchas cosas con tal que las parejas no dejen de ser como son y decidan lo mejor que es para ellos; y cuando vienen los hijos, las cosas no son solo de la pareja sino con los hijos, que aprenden de ustedes y hay que darles tiempo y oportunidades para que digan en su momento: ¿Cómo soy yo?

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