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Cómo (terminar de) hundir un país

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Fecha Publicación: 12/08/2021 - 00:00
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Mientras en julio el país esperaba celebrar 200 años de Independencia, la ciudadanía sucumbía ante las miasmas del peor caos socioeconómico, sanitario político y laboral que registre su historia republicana. La camorra comunista de Castillo había decidido desatender todas las necesidades de Juan Pueblo, abocándose sólo a estructurar un entramado totalitario, cleptómano, violador de los derechos humanos, idéntico al que subsiste en Cuba y Venezuela. A Castillo, Bellido, Cerrón y Bermejo no les importa que sufra la sociedad peruana. Lo han exhibido públicamente negándose a reconocer que sendero luminoso y mrta son órganos genocidas. ¡Por si fuera poco, se asociaron con ambos grupos terroristas para llegar al poder! Más bien, apresuradamente vienen encaramándose al Estado para direccionar su vida y hacienda amable lector. Lo hacen actuando como funcionarios públicos. Aunque soslayan que como tales –lo determina así la Defensoría del Pueblo– su deber es garantizarle al ciudadano “el cumplimiento de los derechos humanos y la adecuada prestación de los servicios que brinda el Estado”. ¡Pero ello es letra muerta para el comunista! En plena crisis nacional, Castillo y compañía se zumban en sus deberes constitucionales y legales con el país. Están embriagados de poder tras los resultados de unos comicios que permanecerán siendo tramposos para la mitad o más del Perú. ¿Razón? El JNE, presidido por un comunista apellidado Salas Arenas, vetó una auditoría de la OEA y/o la UE al desenlace de los comicios (en primera y segunda vuelta). Desde entonces, los camaradas instalados en palacio de gobierno se han abocado a festejarlo con lujos de oligarca. Por ejemplo, celebrando el cumpleaños de Bellido, un premier envuelto en graves delitos contra el Estado; lavado de activos incluido. En simultáneo desarticulan el Estado que, tras la dictadura socialista de Velasco, tanto sacrificio significó rehacerlo, reconvirtiéndolo en maquinaria demoledora de quienes no comulguen con el fascismo marxista. Por cierto, en la primera vuelta electoral Castillo recibió apenas 18% de los votos y en segunda ganó por 40 mil votos, en un país con 25 millones de electores. ¡Además con fraude! Pero ahí van los comunistas, aniquilando las “boludeces democráticas”, como califican a la Democracia y al Estado de Derecho que imperan en el 95% de las naciones del orbe. ¡Que el dólar supere récords diarios; que quiebren los negocios; que suba el precio de alimentos básicos como el pollo, pan, arroz, etc., además del transporte, el GLP, gasolinas, etc. –y que ocurra semana tras semana; quizá diariamente– pues a Castillo y compañía esto les importa un caracol! Lo suyo es atornillar al poder a toda aquella escoria que recogen al paso para colocar a sus ganapanes como ministros, viceministros, directores, etc. La consigna es quebrarle el espinazo a la democracia y reemplazarla por un régimen violentista, totalitario, marxista, leninista, chavista y castrista. ¡Lo único positivo es que desaparecieron a los caviares, culpables del éxito comunista con la repugnancia de la enorme mayoría de peruanos!
¡Afortunadamente la ciudadanía permanece en las calles manifestando su indignación y rechazo! ¡Cifremos en ella todas las esperanzas!

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