Comparaciones odiosas

Desde que Ricardo Gareca decidió hacer lo que más le convenía, han aparecido una serie de sujetos, entre ellos dirigentes y periodistas locales, que no le perdonan al técnico argentino hacer de su vida lo que mejor le parece, según sus respetables intereses y de esta manera, manejar sus preferencias con absoluta autonomía y sin tener que darle explicaciones al mundo exterior, salvo a su propia familia.

Mucho menos pedirle permiso a quienes fueron personas cercanas en su entorno cuando estuvo en nuestro país por 7 años consecutivos dirigiendo a la selección nacional.

Es algo tan ridículo y risible escuchar sandeces de ciertas mentes oscuras que aparecen en los medios de comunicación deseando el fracaso del entrenador argentino ahora al frente de la selección de Chile, cuando lo que corresponde es en todo caso, opinar de lo nuestro y tratar de salir del hoyo que nos dejó Juan Reynoso, dándole soporte al entrenador uruguayo Jorge Fossati en un momento complicado que significa superar el desastre de su antecesor.

¿O acaso el supuesto y deseado fracaso de Gareca en Chile es garantía d clasificación de Perú al Mundial 2026?
Gareca volvió a nuestro país con una rica experiencia de la década del 2000 cuando había dirigido con mucho éxito a Universitario de Deportes y tenía conocimiento de nuestro fútbol, por lo tanto, no era un improvisado para asumir semejante responsabilidad y tremendo reto en la FPF, más aún cuando nuestros fracasos eran repetidos y no sabíamos cómo dejar atrás tantísimas frustraciones.

Hoy hablan ciertos personajes que antes fueron de aquellos que se hincaban ante él, le rendían pleitesía, se llenaban la boca hablando más de la cuenta y haciendo gala de algo que condenamos sin tapujos, la idolatría del ser humano, algo que sólo una mente acomodaticia puede proferir, por más que estemos al frente de un profesional a carta cabal y que supo darle a Perú varias satisfacciones, sin duda la más merecida y empinada, la clasificación al Mundial de Rusia 2018.

Gareca se sintió maltratado por la FPF y abrió su pan, sin dar marcha atrás. En todo caso, esos precarios dirigentes estarían llamados a rendir cuentas no sólo por los manejos económicos terriblemente deficientes sino explicar con claridad porque hubo ese comportamiento inadecuado e irrespetuoso con el argentino. Ese pasivo quedará por siempre en los registros federativos y para ser más exactos en el ADN de Agustín Lozano, único responsable de ese desacierto.

Hoy buscar aclaraciones ya no corre, no tiene la menor importancia, pero no hay que olvidar que la vida da muchas vueltas y nada es imposible, más aún cuando los técnicos son fusibles en sus respectivas obligaciones y son lanzados a la calle sin pedirles permiso.

Se ha dicho además que Ricardo Gareca ha sido ingrato. Otra falacia sin ningún basamento. Gareca tomó el camino que el destino le marcó. Nada más. Que sea nuestro rival en los próximos meses debería servir de acicate para ganar a Chile y hacer una mejor campaña de aquella que él nos dejó. Así de simple.

Lo demás son elucubraciones antojadizas y primitivas, propias de enfermos. Ganemos en buena lid y mostrando que podemos vencer al vecino porque somos mejores. Que más podemos pedirle a Fossati. Acaso hay sensaciones únicas e irrepetibles que hacer morder el polvo de la derrota a nuestro rival del sur. Por favor…

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