Con historia y posibilidades

Conectando épocas, personajes y tradiciones, en nuestra Crónica del lunes 22, por el 489 aniversario de la fundación española de Lima tuvimos como tema los colores, olores, sabores y clientes de los puestos de venta al paso de frutas y jugos. Para hoy no tenemos aniversario, traigo tres fotos, resultado de ser peatón que sin obligación, rigores ni pretensiones de conocedor, pero con voluntad de curiosidad y disfrute, se acerca con la mirada, algunas veces con la palabra, a la oferta que dan la calle, interiores, escenas, sucesos públicos o privados donde hay motivo y tenga posibilidad de recogerlo con la cámara construyendo imágenes con figura humana, objetos, escalas, volúmenes, luces sombras, materias, espacios libres y ocupados. Fotografías que pueden llevar comentario, opinión, ser muestras de gusto y preferencia.

En esa amplia y variada oferta incluyo las flores, árboles y jardines, en que es posible encontrar huella testimonio que aporten información de la ciudad, el país. Por ejemplo, los Hipperastrum, especie originaria del Perú, no son frecuentes ni reciben mucho interés como decoración en jardines públicos, pero donde los veas son una llamada con sus hermosos racimos de grandes estrellas. Las poncianas, Flamboyan de Madagascar, cruzaron medio mundo y aclimataron en la costa peruana. Madagascar, isla frente a Mozambique en la costa sur este de África, también es tierra de origen de los graciosos lémures y el baobab. En verano, Lima y otras ciudades tienen el fuego de su floración en grandes racimos, cubren las copas que dan amplia sombra. La fuerza de esos rojos remplaza a la sutileza de los varios rosados y el blanco de la sakura, flor con cultivo de más mil años en Japón. Su presencia habla de la inmigración japonesa que el año pasado cumplió 150 años en el Perú, aniversario celebrado con la visita de la sobrina del emperador Naruhito, hermana mayor del príncipe heredero Hisaito, hijos del príncipe Fumihito y su esposa Kiko.

Geranios, rosas, buganvilias, madreselvas; eucaliptos, jacarandás, tipas, son parte de la flora aclimatada que unida con la originaria podría ser materia para trabajar un plan de intervención en el paisaje urbano creando parques, arbolando calles, aportando calidad al medio ambiente con espacios públicos con sombra, color, olor, aptos para el tránsito peatonal y uso recreacional. Sería posible si fuéramos capaces, pudiéramos sostener y mantener un proyecto como el de los jacarandás, oriundos de Brasil y la selva de Misiones, convertidos hace más de un siglo en especie emblemática de la capital argentina. Todos los noviembre, con la primavera, en los barrios de la Recoleta, Belgrano y Palermo, más de once mil árboles, registrados en el último Censo del Arbolado Público Lineal, ofrecen un deslumbrante espectáculo con el violeta de sus flores. El Plan Maestro para el Arbolado tiene en vista “…incrementar su presencia hasta los límites que la espacialidad urbana y los criterios de biodiversidad lo permitan”.
Un ejemplo que deberíamos tener en lista de prioritarios pensando en lo que duraremos y las generaciones que nos reemplazarán.

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