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Concertación democrática

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Fecha Publicación: 16/01/2024 - 22:20
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Hace un par de semanas, borroneamos en torno al “Manifiesto por la Democracia” difundido por la llamada Coalición Ciudadana que, salvo por la aún inviable propuesta de adelanto de elecciones generales debido a la precaria situación político-electoral que padece el país, mereció diversas críticas más por la trayectoria pública de algunos de los firmantes tachados elásticamente con el calificativo de caviares o progres y por la desconfianza que ello entraña que por el resto del contenido de la Declaración.

Ahora, hace noticia otra iniciativa ciudadana que promueve la creación de un espacio de debate y diálogo igualmente democrático sobre la triste problemática nacional denominado “Desayunos de Construcción” cuya cara para estos renglones es Rudecindo Vega, Gerente General del Fondo de Trabajadores de Construcción Civil a quien conocimos años atrás en medio de otros avatares políticos. Según explica en una entrevista, estos “Desayunos” buscan replicar los éxitos del diálogo social sostenido entre CAPECO, la Federación de Trabajadores de Construcción Civil y el propio Fondo, convocando a gremios laborales, empresariales, lo que queda de los partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil de diferente color ideológico, a fin de generar consensos que sirvan para sacar a la Nación de la profunda crisis en que se haya hundida. Considerando los expositores y asistentes participantes que menciona, por lo menos el pluralismo y la confrontación democrática parecen asegurados y como él mismo afirma en la entrevista de marras: “ Hay discrepancias, cientos; pero altercados fuera de lo normal, nunca. Lo cual demuestra que se puede dialogar con mucha altura(…) No es que los peruanos no dialoguemos, lo que sucede es que las redes sociales nos han acostumbrado al insulto fácil y a hacernos creer que no hay ideas en el Perú. Aquellos que no quieren que existan estos espacios, porque hacen pensar y se forme a gente que más adelante llegue a liderar el país (…)”.

Ambas experiencias ciudadanas son buenas novedades para una República tan polarizada y descreída, acostumbrada cada vez más a la discusión monocorde y a gritos y no al intercambio de ideas y, para colmo, huérfana de liderazgos capaces de sacarla del hoyo en que ha caído precisamente por dicho divorcio popular y la bancarrota de la partidocracia. De alguna manera, esperamos que estas y otras iniciativas similares puedan prosperar y evocar el espíritu democrático y tolerante que tuvo en el pasado los célebres almuerzos de la recordada Mona Jiménez que alrededor de un plato de lentejas reunía sanmartinianamente a perro, pericote y gato de la política y del mundo empresarial y social del país –como lo hizo antes en los años de la Transición española– y donde más de un asunto de interés nacional se encauzó exitosamente.

Podrá decirse que esos eran otros tiempos y, sin duda, lo fueron y mejores. Empero, cualquier intento por construir una verdadera concertación democrática VALE UN PERÚ. Dios nos escuche. ¡AMÉN!

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