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Condicionalidades políticas

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Fecha Publicación: 24/03/2024 - 22:40
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En este artículo evidenciaremos como China utiliza una serie de cláusulas políticas en sus contratos para chantajear a sus prestatarios, en este caso Argentina, amenazando con generar una aún mayor crisis en dicho país. Lo que nos debe interesar para que no nos suceda algo similar.

Los problemas entre el gobierno de Milei y China se iniciaron desde la asunción del mando. Es así que el Presidente mantuvo una reunión con el enviado de Xi Jinping el 11.12.23 ante los mensajes confusos del gobierno: mientras Caputo (el ministro de Economía) buscaba reactivar el swap que tienen con China, la canciller Mondino le hacía guiños a Taiwán. Y el coloso asiático sospecharía que ellos habrían aportado a la campaña de Milei. Muy importante también fue la renuncia de Argentina de sumarse a los BRICS.

Otro elemento que está complicando las relaciones con China es cuál será el futuro de las obras públicas con financiamiento chino en el contexto de un muy severo ajuste de las obras públicas.

El más grande proyecto de China es la construcción de dos hidroeléctricas en el río Santa Cruz. La obra avanzó muy lentamente. Por lo que teniendo en cuenta el contexto actual y la nueva suspensión, el contratista chino Gezhouba abandonó el país y despidieron a los 1,800 trabajadores. Y podría acabar con una demanda de más de US$ 30.000.
Ya hemos explicado en esta columna el caso típico de Sri Lanka (sobornos para impulsar un proyecto inviable, que no podía pagar sus deudas, por lo que los chinos negociaron y se quedaron con una concesión del puerto por 99 años y todos los terrenos circundantes). Estos casos se repiten en numerosos países. Es por ello que el 2021 el Instituto Peterson(PIIEE) publicó un estudio sobre las condiciones en las que presta China. Abarcó un centenar de contratos con 24 países por $ 36.600 millones. Destacando PIIE 3 puntos en los que China puede sacar ventaja de los países deudores: “Primero, los contratos usualmente contienen cláusulas de confidencialidad que impiden a los deudores revelar los términos o la existencia misma de la deuda. Segundo, las prestamistas chinas buscan ventajas sobre otros acreedores, usando arreglos colaterales o la promesa de dejarlas fuera de reestructuraciones colectivas (cláusulas ‘no Club de París’)”. “Tercero, las cláusulas de cancelación, aceleración y estabilización de los contratos chinos potencialmente les permite a los prestamistas influir en las políticas domésticas y exteriores de los países deudores. Los préstamos a los que tuvieron acceso muestran que los bancos chinos exceden el rol de bancos comerciales con cláusulas de cross-default que les permiten exigir a voluntad el pago por adelantado de los préstamos en caso de que no se le pague a otro acreedor.

Los incidentes entre China y Argentina, la retirada de Gezhouba, más el anuncio del Presidente que no le compraría los cazas a China, parece que colmaron la paciencia de China y habrían originado las siguientes reacciones de Pekin: que Argentina pague el swap, por unos $ 18,000 millones más intereses del 6 %. Amenazó con dejar de comprar soja y carne, aumentando dichas importaciones de Brasil y otorgando preferencias a Australia y Uruguay por las carnes. Si China decidiera ejecutar las cláusulas de esos créditos, el país podría enfrentar deudas por más de USD 30.000 millones de dólares.

En realidad, cuando las discrepancias entre China y sus prestatarios se acentuan, como ha sucedido con Argentina, el coloso asiático recurre a sus cláusulas secretas, a sus condicionalidades políticas. Por lo que hay que tomar nota, ya que mientras más crezca la dependencia de nuestro país con China, que es lo que está permitiendo el gobierno de Boluarte, será más fácil ejecutar las cláusulas políticas y someternos.

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