Confesiones de fin de año

Celebrar la llegada de un nuevo año lleva a identificar qué no hicimos bien para mejorar. El reto es alcanzar las metas trazadas antes del giro completo del calendario solar. El año 2023 no es una excepción. Perú tuvo buenos, malos y feos momentos. Lo importante es tener claridad para no repetir errores del pasado y alimentar deseos que podamos convertir en realidad el próximo año.

LO BUENO

Lo mejor que nos sucedió este año fue el suicidio político del ex presidente Pedro Castillo. Su asesinato público en señal abierta y con sus propias manos y palabras abrió una ventana de oportunidad para recuperar un poco de cordura social y gubernamental, y no ceder al atropello anárquico antisistema de quienes postulan la toma del poder por la simple toma del poder.

LO MALO

Lo malo es que nuestra clase política y dirigencial se encuentra en un grave estado de descomposición. Quienes la ven, que son muy pocos, no tienen una voz firme y potente sobre lo que nos depara el futuro, o son muy jóvenes para hacer sentir su fuerza generacional. Nuestros viejos líderes siguen pariendo a sus propios monstruos, que cada día son más violentos, más voraces y menos elegantes para eliminar al otro de la escena contemporánea, y alimentar a nuestro peor enemigo: el miedo a realizar una verdadera transformación social y económica en todo el territorio nacional.

Los 60 muertos sin explicación, víctimas de una oleada violentista tras la intentona golpista de fines del año pasado, son apenas una señal de lo que podría suceder si no somos capaces de incluir a todos los peruanos en un verdadero proceso de pacto político, diálogo y concertación nacional. Si no involucramos a todos los actores que definen la dinámica que mueve el país (formales, informales e ilegales) en la solución de nuestros problemas, únicamente continuaremos dando cuerda a una espiral sin rumbo que constatará nuestro fracaso como sociedad. Silencios cómplices o discriminación y racismo camuflados no son una respuesta aceptable para la reconstrucción nacional.

LO FEO

Sentir que la batalla la están ganando los ilegales, y que esto se refleje en la bajísima popularidad de nuestras autoridades. Sus cifras de aceptación apenas llegan a los dos dígitos, sumando a ello los niveles de confianza empresarial y ciudadana en caída libre.

DESEOS

Si la presidenta Boluarte pretende llegar con aire al 2026 para entregar el mando al nuevo presidente, le daría dos consejos que debe implementar con urgencia: colocar un aviso en la puerta de cada institución pública que diga: “Prohibida la entrada a mi hermano” y cambiar de premier lo antes posible.

A todos los peruanos les deseo mayor seguridad en las calles, comida en la mesa, educación y salud para nuestros hijos, empleo, libertad para emprender, libre competencia y reactivar los principales motores de nuestra economía: minería, agroindustria, turismo y construcción.

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