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¿Confiar en el comunismo? ¡Por favor!

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Fecha Publicación: 27/08/2021 - 23:00
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Perú está partido en dos, enfermo, asustado, indignado, convulsionado. Frente a ello, la receta del régimen comunista es más incongruencia, más temeridad, más engaño, más populismo. Precisamente, el remedio contraindicado para salvar una nación que se encuentra al borde del caos más absoluto de su bicentenaria historia republicana. La presentación del gabinete Bellido el jueves último fue un insulto a la sindéresis que deben exhibir quienes conforman el consejo de ministros de cualquier Estado. No sólo en el fondo, sino en sus formas chabacanas, resultó ofensiva para la democracia la presencia del gabinete que representa al régimen Castillo dentro del recinto legislativo. Insólito ver al premier de la República chacchando coca –que retiraba de un saquito de tela– sentado ante una curul legislativa mientras un congresista se dirigía a él. ¡Retrato fiel de esa pobre delegación que el Ejecutivo envió al Legislativo para exponer su “plan de gobierno”! Censurable, asimismo, su irrespeto al Congreso, intentando imponerle el quechua para leer un mamotreto que tomó casi tres horas en castellano. La misión del premier Castillo fue solicitar la confianza para ejecutar el recetario de transformaciones ideológicas que propone este gobierno. Propuestas que van a contrapelo de lo que es administrar un país democrático en estado comatoso, tanto sanitaria, política, social, económica como policialmente, etc. La incapacidad del gabinete Bellido la patenta su inexistente contenido de ideas fuerza junto a las propuestas para su ejecución. Bellido se concentró en proponer el qué, pero no el cómo. Contrario a lo que necesita conocer el país. Fue una puesta en escena dirigida a mostrar lugares comunes, aderezados de un tono divisionista como hablar de peruanos “incaicos” versus peruanos “de la conquista”. Torvo presagio del divisionismo que provocará el espíritu totalitario de este régimen marxista que ha capturado el poder por la puerta falsa, tras unas elecciones digitadas por un parcializado presidente del JNE –comunista como el régimen Castillo– quien se opuso a auditarla por la OEA pese a conocer de evidentes sospechas sobre fraude en mesa.
No vale la pena entrar al detalle de este fárrago de exultantes intenciones, plenas de incoherencias, cuando no falacias, contenidas en una propuesta dirigida a manipular –no a gobernar– el país. Hablamos de otra táctica marxista para espolear al Congreso, induciéndolo a darle la confianza al gabinete como premio por no haber presentado, ¡por ahora!, el autentico tema de fondo: cambiar la Constitución; y, consecuentemente, modificar el modelo de Estado por otro que calque al cubano/venezolano. Porque, señores, obtenida la confianza Castillo mantendrá este esperpéntico gabinete pleno de enmascarados senderistas, gente artera, corrupta, que procura el poder para evitar la Fiscalía y la Justicia, unidos por un sólo ideal: imponer una asamblea constituyente y transformar el régimen democrático por otro de corte autocrático. Esto sería materia de semanas.
Ratificamos entonces que Acción Popular ha sido el factótum que facilitará el cambio del Estado peruano democrático y liberal, hacia otro semejante al castro/chavismo, por haber votado 12 de sus 14 congresistas a favor del comunismo y tres en abstención.

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