Conflictos y diplomacia peruana
Escribo desde Alemania, donde se celebra la Conferencia de Seguridad de Múnich, en plena crisis sobre Ucrania y eminente peligro de un conflicto armado, cuyas consecuencias se harían sentir principalmente en Europa, ya afectada por una galopante inflación y alza en costos de energía. Esta es una amenaza aun cuando prevalecen en Europa gobiernos estables.
En el Perú, nuestra acción internacional avanza a pesar de una crispación en la política interna que hace años marca la tendencia de provocar alternancia en la jefatura del Estado. La política exterior puede ser entendida como la proyección a nivel internacional de la política interna de un Estado.
Pero, es más que eso: representa los intereses permanentes de un país, es decir, el conjunto de valores principios e intereses enmarcados en una disposición favorable a alternar con la comunidad de naciones respetando el Derecho internacional.
Por ello participamos activamente en los principales foros internacionales. Estaremos en Davos, que convoca a las personalidades más destacadas del mundo, así como estuvimos en las Naciones Unidas y la OEA, y en varias reuniones bilaterales al más alto nivel.
Mostrando capacidad de convocatoria, el Perú ha sido visitado por el representante de la Unión Europea en relaciones exteriores, así como por el secretario general de la Organización de Estados Americanos. Un embajador peruano fue recientemente elegido para encabezar la Comisión del Pacífico Sur.
Estamos, con éxito, encaminando esfuerzos diplomáticos para ser un Estado miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que tiene la misión de coordinar a nivel global políticas económicas y sociales para sacar adelante a los ciudadanos de las naciones que lo integran.
La economía del Perú crece, el dólar está estable y las calificadoras de riesgos para inversiones son optimistas. Aun así, son tiempos en la política peruana pone a prueba la solidez de las instituciones. Es en el frente externo en que se está mostrando que es una garantía para el Perú el tener un Servicio Diplomático que integra a profesionales de alto nivel internacional. Que destacan en su conjunto, como en forma personal.
No es extraño que, por ejemplo, esta semana participe el embajador Manuel Rodríguez en un Foro Internacional junto con otras personalidades de singular importancia de la región, o que yo en Europa sea entrevistado por la prensa para opinar respecto a la situación en Ucrania.
Es necesario en el Perú hacer un esfuerzo de diplomacia interna -que aprendí trabajando con el embajador Javier Pérez de Cuéllar- en la que los avances y logros de la política internacional motivaban una mayor cohesión en los temas fundamentales para el país, como son el desarrollo, con inclusión social, el respeto a la democracia y especialmente a la paz. Como también la lucha contra la corrupción, que tiene que ser manejada a nivel internacional.
El Perú cuenta con una Cancillería, conducida por un jurista de sólida formación al más alto nivel internacional, y un Servicio Diplomático que ha mostrado logros importantes, incluso en circunstancias tan adversas como la pandemia.
En este sentido, además de la oportuna adquisición de vacunas, es necesario mantener una diplomacia sanitaria. Para ello sería un paso importante la implementación en el Ministerio de Relaciones Exteriores de un Centro de Estudios sobre Riesgos Globales.
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