Confrontando la tregua

El controvertido y cuestionado gesto de los legisladores de la oposición de proponer una tregua, ha servido para demostrar que el gobierno de Pedro Castillo no tiene intenciones de conciliar. Sólo busca confrontar y enfrentar al Congreso hasta cerrarlo.

Era previsible que la tregua duraría poco. El Gobierno prefiere seguir victimizándose, culpando al Legislativo de sus fracasos, ocultando así su incapacidad e ineptitud para gobernar.

Lamentablemente, por ahora, los votos de Fuerza Popular, Renovación Popular y Avanza País no alcanzan para promover la vacancia por la vía legal, ni prosperará mientras al interior de AP y APP, sus congresistas “castillistas” respalden con sus votos el desgobierno de Castillo.

Los números tampoco ayudan al Gobierno. El masivo respaldo “popular” que decían tener se ha reducido significativamente. Una mayoría contundente, incluyendo a los que por odio al fujimorismo votaron por la opción equivocada, exige ahora al Congreso poner pierna fuerte para frenar la corrupción y los avances de un gobierno que con prepotencia descabeza funcionarios de carrera y viene copando con su inepta militancia todos los puestos de la administración pública.

Hemos llegado a un punto sin retorno. Es difícil no indignarse ante la permanente provocación del Ejecutivo que se esmera en juramentar ministros que, por su ineptitud o prontuario, terminan siendo inaceptables. Tenemos un presidente que no gobierna y que parece vivir en una burbuja, rodeado de mediocres adulones que le repiten una y mil veces que en doscientos años él es el mejor gobernante del Perú. Lo más penoso es que Castillo parece creerles.

La tregua desespera a millones de peruanos que, sin empleo y sin oportunidades, presionan al Congreso y lo culpan de “no hacer nada”, sin importarles que por el apuro se podría teñir de ilegal e ilegítima la convocatoria a nuevas elecciones presidenciales.

No podemos avalar o creer en la devaluada palabra de un gobernante al que le parece un chiste mentir o negar con cinismo.

Por el momento la única opción viable de la oposición es unirse para trabajar cohesionadamente, concentrándose puntualmente en lo que podrían lograr con 66 votos. No se trata de tomar una decisión precipitada, todo forma parte del ajedrez político en el que con cabeza fría deben definir cómo ubicar y mover sus fichas, intuyendo los siguientes movimientos del adversario, para no terminar pateando el tablero.

Ojalá los congresistas de AP, APP y de otros partidos pudieran reevaluar su posición. La dignidad, la seguridad y el futuro de los peruanos no se negocia. No hay tregua que valga cuando enfrentamos la pobreza, la convulsión social y a un despiadado opositor que llegado el momento no va a tener escrúpulos en avasallar la Constitución y vulnerar nuestros derechos para perennizarse en el poder.

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